[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Todavía acostumbrado al ritmo del Poder Ejecutivo, el senador Aníbal Fernández recibe a Página/12 poco antes de tomarse un corto descanso en la costa atlántica. Por esas horas, la salud del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, invade la mayoría de las siete pantallas que tiene en su despacho de la Cámara alta, sintonizadas en los principales canales de noticias y de televisión por aire. “Me da mucho dolor que Chávez esté pasando un mal momento. Ojalá se pueda recomponer”, asegura el ex jefe de Gabinete y cuenta que tiene el honor de que el comandante lo llame por su nombre de pila. En medio de la entrevista agarra el celular un par de veces, mira de reojo la pantalla de su notebook mac y vuelve a las noticias de los LCD. Todo sin dejar de discurrir sobre los temas más importantes de la agenda política nacional.

–¿Lo sorprendió el fallo de la Cámara Civil y Comercial sobre La Rural?

–Era impensado que esta Cámara fallara de otra manera que no fuera a favor de las corporaciones. Lo más jodido y preocupante es que se arroga competencias que no le son propias. Lo segundo es que hay un juez federal que es competente que ya ha analizado la causa (Sergio Torres), que ha procesado a funcionarios y miembros de La Rural. Da la sensación de que les importa poco lo que dice la Justicia en el fondo, si hubo o no robo al Estado y los tipos como si nada. Además, como el vicio en la compra es manifiesto, puede interpretarse que la Sociedad Rural lo conocía. No es necesario iniciar una acción de lesividad. Está perfectamente bien hecho lo que hizo el Estado, demostrado el delito como está, es suficiente. Esto es un despropósito, una locura.

–El Gobierno anunció que apelará a la Corte...

–Ya hay un antecedente en la Corte, que es el caso Gabriela Almagro, donde dice específicamente que la obligación de la administración pública es revocar en sede administrativa los actos irregulares. La cautelar es un bochorno histórico.

–Es la misma Cámara que tiene en sus manos la ley de medios...

–Después de tres años en los que el Grupo Clarín hizo todas las tropelías habidas y por haber para frenar la ley, nosotros conquistamos que la primera instancia tomara una decisión y declarara constitucional el tema y diera por tierra la medida cautelar, que es un bochorno que solo en Argentina se sostiene. La Cámara dio la apelación y por supuesto, como toda apelación, se otorga con efectos suspensivos. Se intentó el per saltum, la Corte dijo lo suyo y la realidad es que también instó a la Cámara a que tomara la decisión y dictara sentencia. Sea como fuere seguramente una de las partes va a terminar recurriendo a la Corte. Por lo que uno ha visto hasta ahora, la Cámara va a rechazar porque forman parte del viejo tren de la alegría de Clarín, bueno, que sigan con su tren de la alegría. Yo sigo creyendo que más temprano que tarde la ley se va a aplicar. Los Estados Unidos hablaban de leyes antitrust en la década del ’30 del siglo pasado. Hoy, volver para atrás y aceptar que existan oligopolios que complican la vida del resto es un despropósito.

–¿Qué le parecen los cuestionamientos al ministro de Justicia, Julio Alak, por hacer un acto de fin de año en la ex ESMA?

–Cuando era el gobierno de Menem proponían tirarla abajo y las familias hicieron un planteo real, que eso tenía que servir para la memoria. Kirchner lo tomó y decidió que no era para ir a llorar y autoflagelarse, sino para llenarlo de vida. Por eso está Pakapaka, están las Madres, las Abuelas, Canal Encuentro... ¿Por qué estamos discutiendo semejante estupidez? Porque están yendo contra el vocero del Gobierno en contra de los desaguisados que ellos mismos generan. Lo que quieren es agraviar y después salen los lenguaraces y algunos pavos, que sostienen un discurso instalado por Magnetto. ¿Qué tiene que ver un asado o unos patys? Salvo los que tengan interés político, a mí me preocuparía que los hijos manifestaron algo en contra.

–La ley de medios se aprobó antes del período 2009-2011, después se formó el Grupo A y este año que pasó, el oficialismo volvió a tener mayoría. ¿Cómo analiza el año legislativo que se fue?

–No soy mucho de hacer balances, siendo contador y todo. No soy un hombre del mundo parlamentario. Soy como un marcador de punta derecho jugando de wing izquierdo, no veo la cancha muy clara. Pero soy presidente de la Comisión de Presupuesto y he tratado de honrar el lugar que la Presidenta me pidió que ocupara. Llevo tratados dos presupuestos nacionales de una manera distinta de lo que se ha hecho hasta ahora, tratando de graficar todas las variables y explicar por qué sucede lo que sucede y hacia dónde estamos yendo, haciéndome cargo de las cosas que nos corresponden. Fuimos responsables de la estatización del 51 por ciento de las acciones de YPF. Hubo decisiones importantes sobre segmentos de la sociedad, como la ley de igualdad de género. El voto a partir de los 16 años, del que somos coautores junto a la senadora Elena Corregido. Si bien no soy un hombre del mundo parlamentario (me siento un Ejecutivo nato), en estas cosas me pone muy contento.

–¿Se ve volviendo al Ejecutivo entonces?

–No, porque yo no lo pediría y porque no veo que haya que cambiar a nadie, ni que sea yo su reemplazo. Si un día la Presidenta me convocara para una tarea cualquiera, me va a tener. Yo soy un soldado de la Presidenta. Siempre he sido un soldado del peronismo y ella conduce el movimiento nacional peronista, entonces soy soldado de la Presidenta en cualquier situación en la que ella quiera que me presente.

–Hablando de peronismo, Agustín Rossi criticó a los que buscan construir “liderazgos alternativos”, en referencia tácita a Daniel Scioli. ¿Lo comparte?

–Los liderazgos no piden permiso. Lo que yo digo es que si la discusión es la Presidenta o la construcción de cualquier alternativa..., estando la Presidenta de por medio, imposible. Es la Presidenta sí o sí. Yo tengo muy en claro hacia dónde estoy yendo, con lo cual me he manifestado duramente contra algunos compañeros que han querido adelantar, mil días antes de las elecciones, una discusión que no le pertenece al 2012.

–¿A qué se refiere con eso de que los liderazgos no piden permiso?

–Una cosa es que los liderazgos naturales vayan generando su desarrollo y al no pedir permiso van creciendo. Y otra cosa es ir frotándose las patas con aceite verde porque supuestamente hay que reemplazar a no sé quién. No me parece que uno tenga que estar trabajando como posible reemplazante de alguien. Cuando llegue el momento, habrá que tomar decisiones, la Presidenta definirá como conductora del movimiento nacional peronista, y veremos cuál es la acción que se lleva adelante.

–Dirigentes del peronismo han cuestionado la relación de la Presidenta con el PJ y el protagonismo que tomaron otros espacios, como La Cámpora o Unidos y Organizados. ¿Qué le parece esa situación?

–Cada uno se reúne y se junta con quien se le antoja. Yo no me siento formando parte de determinadas estructuras, pero no me siento expulsado de ellas. Voy a muchísimos lugares donde participa gente de La Cámpora o Unidos y Organizados y vienen a sacarse fotos conmigo. No me siento ni por arriba ni por abajo de nadie. Participo del peronismo. Cuando hay que tomar decisiones que son globales y las toma el partido, las toma la jefa del movimiento. No dudemos un segundo de que es así. Hay otros compañeros que no se sienten representados en ese punto. En ese caso, cada uno se saca la camiseta, como decía Perón, y listo. No es para discutir esa situación. ¿De quién si no de Perón aprendimos a abrir los brazos y sumar gente que no era específicamente del peronismo? No inventamos nada, era una visión amplia de conformar fuerzas con posiciones afines...

–Que en 2007 llevó a una experiencia...

–Sí, triste. Qué va’ hacer... ¿no te podés equivocar? Si se le colgaron de la cruz a Jesús, ¿no querés que Cobos se le cuelgue de la cruz a Cristina? Ya está, es un insignificante que alguna vez conformó una fuerza. Eso no quiere decir que uno tenga que negarse a seguir buscando en hombres y mujeres de otras fuerzas la posibilidad de construir una propuesta política común. Debemos seguir insistiendo con hombres y mujeres que tengan un poquito más de seriedad, de honradez, que lo que fue Cobos.

–Como jefe de Gabinete, conoció a Hugo Chávez. ¿Qué siente ante la situación que está viviendo ahora?

–Tengo una excelente relación personal y él me distingue con un muy buen gesto afectuoso que es llamarme por el nombre. Es una de las satisfacciones más grandes haber conocido gente que me sigue recordando de la misma manera. Con Correa pasó hace poquito lo mismo. Me da mucho dolor que esté pasando un mal momento. Ojalá se pueda recomponer. Cuando los pueblos reconocen a sus representantes, por más que uno tenga afectos personales, prima esa decisión, el reconocimiento de su gente.

Y lo hace a uno respetar con mucha más vocación a la persona. Quisiera que le fuera bárbaro.