Martes, 5 de agosto de 2014 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Carlos Tomada *
El 2 de agosto de 1914 nació en Berisso el único dirigente obrero de nuestra historia que alcanzó a ser gobernador electo de una provincia: la de Buenos Aires. Se llamaba Andrés Framini.
La epopeya del 17 de octubre de 1945 lo encontró trabajando como operario en la empresa de Barracas. La textil Pittaluga. Fue elegido delegado por sus compañeros e inició su carrera de dirigente sindical. Defendió a su gremio y fue amigo y confidente de Eva Perón.
Le fue leal hasta el mismo día de su fin. Porque el día en que El Negro murió se encontraba dando una de las acostumbradas charlas a la juventud en el gremio de los trabajadores del Estado, sobre los ideales y principios que ella defendía y propiciaba.
Framini fue un luchador inclaudicable. Desde la superficie o desde la pelea subterránea a la que lo condenó la persecución al movimiento obrero y la proscripción del peronismo a partir de 1955. Junto a los también recordados Dante Viel y Luis Natalini, lideró la CGT Auténtica. Que fue el primer intento de reorganización del movimiento obrero peronista después de la represión, los fusilamientos y cárceles impuestas por los dictadores Aramburu y Rojas.
Framini se convirtió en ese momento en uno de los principales líderes de la Resistencia Peronista. Fue uno de los organizadores del frustrado alzamiento popular que condujo el general Juan José Valle. Un levantamiento severamente reprimido. Con veintisiete civiles y militares fusilados, incluyendo los de la noche de José León Suárez.
Framini impulsó y lanzó el famoso Programa de La Falda para la independencia económica. Fue en 1957 en el Plenario Nacional de Delegaciones Regionales de la CGT y las 62 organizaciones. Y en el Plenario de las 62 en Huerta Grande pronunció un discurso fundacional para la consagración del programa revolucionario que alimentó la lucha democrática del peronismo.
Fue, sin duda, uno de los hombres en los que Perón más confiaba. A tal punto que en un intento destinado a eludir la proscripción, el General le propuso a Framini ser candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires. Con una fórmula en la que él, exiliado en Madrid, lo acompañaría como vice. El fraude de esos años impidió a Perón integrar esa fórmula, que tuvo que ser completada por Marcos Anglada. La Unión Popular, que llevó durante la campaña la consigna “Framini-Anglada, Perón en la Rosada”, ganó las elecciones con más de 1.170.000 votos. Y se desató una crisis política que empujó al presidente de la Nación Arturo Frondizi a anular los comicios. No le alcanzó. Porque el jaqueado mandatario fue derrocado por un nuevo golpe militar. Y, a pesar de ello, el 10 de mayo de 1962, Framini concurrió a asumir su cargo en medio de una nueva y violenta represión policial.
Fue secretario general de la Asociación Obrera, entre
1951-1955 y 1959-1968. Y en dos oportunidades, 1955 y
1961-1963, integró la conducción ejecutiva de la Confederación General del Trabajo.
En 1974 creó la Agrupación del Peronismo Auténtico, dentro del Partido Justicialista, lo hizo junto a Sebastián Borro, Viel y Armando Cabo. Framini integró también el grupo fundador del Partido Peronista Auténtico con el que, tras la muerte de Perón, buscó una forma de frenar el poder de López Rega en el Partido Justicialista y así representar a la Juventud del peronismo.
Es obvio que los dictadores del golpe militar del 1976 lo persiguieron. Pero no lo lograron. En sus últimos años de vida Andrés Framini se dedicó principalmente a dar testimonio de las luchas sociales en la Argentina. Daba charlas en sindicatos, organizaciones populares y partidos políticos. Cuando falleció no recibía ninguna pensión. Trabajaba en el Congreso Nacional. Y vivía en su casa de siempre, comprada con un préstamo de la Fundación Evita.
La política y el tiempo se llevan bien cuando ésta es genuina. Por eso en 1997 la Cámara de Diputados de la Nación lo distinguió como uno de los Mayores Notables de la Argentina. Y también fue declarado Ciudadano Ilustre por el municipio de Berisso. Y por unanimidad, la Cámara de Diputados de Buenos Aires, fue ciudadano ilustre de esa provincia. Y lo más importante, en 1999 una ley provincial estableció la validez del triunfo electoral de Andrés Framini, reconociéndole la condición de ex gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Hoy, cuando la Argentina enfrenta una nueva ofensiva del capital financiero nacional e internacional –y a cien años de su nacimiento– es oportuno recordarlo. Y sobre todo necesario. Porque es una referencia ineludible en la galería de los dirigentes sindicales que, con dignidad, enfrentaron los intereses contrarios a la Nación y al pueblo. Un ejemplo de ayer. Para hoy. Y por el futuro de todos los argentinos.
* Ministro de Trabajo de la Nación.
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