En la ex ESMA, se hizo ayer un homenaje al diputado, historiador y abogado de presos políticos Rodolfo Ortega Peña, asesinado por la Triple A hace 40 años. “El crimen de Rodolfo Ortega Peña anticipó lo que se venía en la Argentina”, señaló el titular del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, Eduardo Jozami. “Se sabía que Ortega era uno de los condenados, no sólo porque había sido amenazado, sino porque bastaba ver cómo se destacaba en la denuncia de las políticas de Isabel Perón”, indicó Jozami. En el homenaje en la ex ESMA se reunieron abogados compañeros de Ortega Peña en la defensa de presos políticos, como Carlos González Gartland; simpatizantes desde el cristianismo con el proceso juvenil de los ‘70, como el padre Luis Farinello; e hijos de desaparecidos y militantes del kirchnerismo y los organismos de derechos humanos. El hijo de Ortega Peña, Ramiro Ortega Gómez, afirmó: “El asesinato de mi padre no sólo fue la muerte sino también el desvincularse del otro, de un proyecto común. Por eso hoy decimos que hemos vencido a esa muerte y que podemos mirar a nuestros hijos a los ojos porque ya no hay leyes de impunidad. Una sociedad más justa implica vivir con memoria, verdad y justicia y eso pudimos lograrlo hace apenas 10 años”. “El mayor logro de estos 10 años ha sido la batalla cultural, que con sus avances y retrocesos, ya sus conquistas no nos la quita nadie”, indicó Ortega Gómez.