Domingo, 28 de septiembre de 2014 | Hoy
EL PAíS › LA MADRE DE UN NARCO ASESINADO DECLARA QUE SU HIJO FINANCIO A BONFATTI
La comisión que investiga el asesinato de un narco recibió el testimonio de su madre y de la madre de la amiga que lo acompañaba esa madrugada. Ambas dijeron que el empresario de la noche y de los autos de lujo había aportado a la campaña del gobernador Bonfatti. Lo mismo consta en las escuchas judiciales a dos detenidos: un narco que colaboró con la Justicia y un policía que facilitó la fuga de un sicario. El juez con el padre de otro narco en la pelea de Maidana con Broner.
Por Horacio Verbitsky
El comerciante en sustancias estupefacientes prohibidas Luis Medina financió la campaña del gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, si se presta crédito a las declaraciones de su madre ante la Comisión Investigadora de la Legislatura provincial. Medina, de 42 años, propietario del fugaz boliche Esperanto y de la concesionaria de autos de lujo Lume, a una cuadra de la Jefatura de la Policía, fue asesinado de 18 balazos el 28 de diciembre de 2013 mientras circulaba en un Citroën rojo por la Avenida de Circunvalación, en el acceso sur a Rosario. Además murió en el atentado la modelo de 23 años Justina Pérez Castelli o Justine Fuster, cuya madre también se explayó ante la comisión sobre los vínculos de Medina con el gobierno provincial. Las declaraciones de ambas constan en la versión taquigráfica de las audiencias del martes 16 en la Cámara de Diputados de Santa Fe y coinciden con las afirmaciones de un policía y un sicario, ambos detenidos, cuyas conversaciones fueron grabadas por la Justicia Federal. Al mismo tiempo, Rosario/12 y otros medios provinciales publicaron una fotografía del juez provincial Juan Carlos Vienna junto al empresario Luis Paz y a las mujeres de ambos, el 14 de diciembre de 2003 en el estadio Alamodome, mientras peleaban Marcos Maidana y Adrien Broner. A la semana siguiente fue asesinado Medina. El compañero de esparcimiento del juez es padre de Martín Paz, alias El Fantasma, otro narco abatido en septiembre de 2012 en una esquina de Rosario, por la banda de Los Monos, causa que investiga Vienna, en la que fueron imputados una docena de policías provinciales. Esta sucesión de episodios sugiere un recalentamiento de las disputas entre distintas bandas, con participación de altos jefes policiales, funcionarios judiciales y dirigentes políticos.
La Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados tiene plazo hasta diciembre para producir su evaluación de lo actuado por funcionarios del Gobierno, la Justicia y la policía provinciales durante la investigación de los homicidios de Medina y de su amiga. Fueron designados para integrarla legisladores de las distintas líneas internas del justicialismo, el Frente Progresista Cívico y Social, el Frente Renovador y Unión PRO, pero los oficialistas nunca cubrieron los cargos asignados ni asisten a sus reuniones porque sostienen que “es peligroso politizar la lucha contra el narcotráfico”, como le atribuyen hacer al justicialismo, dividido en ocho sectores. También alegan que los mismos hechos son investigados por la Justicia provincial. El juez modelo que reivindica el gobierno provincial es Vienna. El 16 de septiembre, ante los diputados Héctor Acuña (Unidad Peronista, que preside la comisión), Oscar Daniele, Avelino Lago y Oscar Urruty (Frente para la Victoria) y Eduardo Toniolli (Movimiento Evita), declararon las madres de Medina y Justine, Ana María Frascona y Silvia Patricia Fuster, durante una hora cada una. Las transcripciones son una muestra desoladora de cómo se concibe la política en un marco de extrema degradación, si bien esto no implica dar fe a cada una de las afirmaciones de ambas mujeres que, por lo leído, no tienen intereses comunes. Se omiten en lo que sigue las referencias a la vida privada, más propias para un programa de televisión basura que para una columna política.
Frascona se presentó como militante peronista de toda la vida, a quien su hijo consultaba sobre cómo moverse “con la política”. Con sus propias palabras, éste es el diálogo que mantuvo con su hijo:
–Mamá, vos sabés que si yo pongo plata con tres o cuatro amigos ayudamos a un político que quiere ser gobernador.
–¡Uh, qué bien!
–¿Cómo hago?
–¿Cómo haces qué? ¿Vos qué querés hacer?
–Lo queremos ayudar.
–¿Qué te va a dar él a cambio de lo que vos ayudes? Porque si vos ayudás le tenés que pedir, por ejemplo, si van diez cargos, si es mucho lo que van a poner entre todos, decidan una persona de ustedes y lo ponen en la lista de concejales, en la lista de los diputados o de lo que fuere.
–Escribime todo.
¿Y para quién era? Para el Gordito Bonfatti”.
También contó que cuando Medina inauguró el boliche Esperanto “estaba la crema de la crema narcosocialista”. El diputado Toniolli le preguntó si se refería a gente conocida y la mujer asintió. “Vi un montón de socialistas. Estaba hasta la Intendenta [Mónica Fein]. La intendenta le ofreció a él, y de eso doy fe, los galpones donde está el tren, todos esos galpones se los ofreció gratis” [para que mudara el ruidoso local que incomodaba a los vecinos de la céntrica esquina de Presidente Roca y Zeballos. La mudanza nunca se realizó: Esperanto era una franquicia para Rosario de un boliche y restaurante porteño, que fue rescindida cuando trascendió la presencia del narco en la sociedad que la explotaba].
Según la mujer, a su hijo “lo manda matar el de arriba”, que encomendó la realización del atentado a la denominada Banda de los Rosarinos. Desde que su jefe, Esteban Lindor Alvarado, está preso en Campana por robo de autos, la organización quedó bajo el mando de Emiliano Peloso, quien “no tiró pero iba en el segundo auto”, dijo Frascona. También describió la participación policial en el crimen. Dijo que en la calle Ayolas, a 700 metros del lugar donde mataron a su hijo, todos los días había estacionada una camioneta policial, cuyos tripulantes no se movieron ni siquiera cuando los dos autos, uno negro y uno gris, regresaron al lugar del crimen para rematar al herido. “Uno habla fuerte, de ahí se siente, y gracias a Dios hay un montón de muchachos que se quedan a tomar, los comegatos [el apelativo que desde la crisis de fin de siglo cargan los hinchas de Rosario Central], venían a contarme que uno sacó un handy y dijo ‘Ya está, está rematado, pero esperen a que nos vayamos y después vengan’. Recién cuando se fueron ellos vino la Policía”, agregó. El presidente de la comisión le preguntó si Alvarado había dispuesto el asesinato de su hijo por cuenta propia. “Por pedido de la política”, respondió la mujer. Acuña narró entonces una fuerte pelea con el gobernador Bonfatti y el ministro de gobierno Rubén Galassi, porque “el gobierno no cuenta una parte de las escuchas [telefónicas realizadas por orden del juez federal Carlos Vera Barros], que es la que dice que aparentemente, Alvarado, Medina, los Monos y El Francés –que es un narco paraguayo– habían puesto plata para la campaña”. Cuando el legislador dijo: “Nosotros tenemos dudas, usted obviamente tiene dudas y dolor”, la madre de Medina lo cortó: “Yo no tengo dudas. Tengo dolor”. La comisión quiso conocer qué pensaba la mujer del caso del comisario Guillermo Morgans, asesinado en junio de dos disparos en la cabeza dentro de un comercio. La madre de Medina desecha la versión judicial sobre un intento de robo y lo atribuye a la intervención que el policía tuvo en el secuestro de los efectos de su hijo. “Vio cosas en la computadora”, dijo. La historia de esa computadora es otro capítulo que agrió la relación entre el gobierno radical-socialista y la oposición justicialista. El mismo día del doble crimen la policía requisó de la habitación que la pareja ocupaba en el hotel Pullman del City Center dos teléfonos y una Ultrabook Mac. Como los técnicos policiales no supieron desbloquearla, el Ministerio de Gobierno se hizo cargo, por medio del secretario y el subsecretario de Tecnologías, Javier Echaniz y Martín Degrati, quienes realizaron un backup sin orden judicial e intentaron desbloquear la máquina. Los tres diputados provinciales del Movimiento Evita denunciaron a los dos funcionarios y a su superior Galassi ante la Justicia Penal, que los aceptó como querellantes. En una insólita conferencia de prensa, la jueza rosarina Alejandra Rodenas admitió que no sabía quién dio la orden de llevar la computadora a dependencias del Poder Ejecutivo, pero dijo que en cuanto se hizo cargo ordenó suspender el peritaje para que lo asumiera la Gendarmería. No sólo fue irregular la expedición al hotel. El entonces jefe de la División Judiciales de la Unidad Regional II, comisario Cristian Romero, intentó allanar la casa de Medina en el country de Pilar, provincia de Buenos Aires, sin orden judicial ni rogatoria a la Justicia de San Isidro, por lo que la policía y los fiscales bonaerenses le cerraron el paso y la jueza Rodenas lo llamó a indagatoria. Frascona habla con naturalidad de los políticos, porque proviene de una familia de militantes peronistas, aunque no es obvio que perciba la implicancia de sus palabras. En un tramo de la declaración contó que la jueza Rodenas era compañera de juegos de su hijo, cuyo asesinato investiga. Dijo que se veían en la casa de Luis Rubeo, con quien militaban ella y el padre de la jueza [Osvaldo Tito Rodenas, quien en 1975 cedió al Cuerpo de Ejército II el predio de La Calamita donde luego del golpe funcionó un campo clandestino de concentración]. Rubeo, hoy de 78 años, fue varias veces diputado y senador nacional. Su hijo Luis Daniel es el actual presidente de la Legislatura provincial. “Lo que son las cosas de la vida”, comentó sin añadir nada el presidente Acuña.
Silvia Patricia Fuster contó haber visto bolsas con billetes gastados de 100 pesos en la casa en un country de Pilar que su hija compartía con Medina y haber escuchado conversaciones en las que se hablaba de Galaxy y El Peladito. En otro tramo de la audiencia, la mujer preguntó a los diputados si el día del asesinato el ministro Galassi estaba en Europa. El presidente de la Comisión, el peronista Acuña le preguntó:
–Usted dijo que hablaba del Peladito y de Galaxy. ¿Intuye que había una relación de él con la política?
–Claro, yo no quiero ser bocona, porque tengo tanta bronca, ¿entienden? No quiero irme de boca. Cuando él bromeaba con sus amigos, decía: “La plata que le doy a la Policía”, “Estos hijos de puta, ¿cuánta plata quieren?” “¡Cuánta plata a la Municipalidad!”.
A su juicio, “toda esa plata iba a los políticos”. De acuerdo con su testimonio, Medina se quejaba de que “le estaban robando la plata y que no le respondían el trato que hicieron”. Acuña le preguntó en forma directa si Medina había hecho aportes para la campaña electoral. Fuster contó que luego del asesinato, su hermano dijo que era “la venganza porque a Bonfatti le tirotearon la casa”. Cuando le preguntaron por qué creía que buscaron la computadora en la habitación del hotel, la madre de la modelo dijo que “yo creo que para borrar toda la conexión que tenía Luis Medina con el Gobierno de la Provincia de Santa Fe, con los socialistas”. También dijo que luego del asesinato desapareció el celular de Medina, con todos sus contactos. Recordó haberlo oído decir: “¡Si me llega a pasar algo a mí, sabés el lío que se arma acá!”. También mencionó al detenido Luis “El Pollo” Bassi. “Mataron a los hermanos. El chico gritó desde la cárcel: ‘Este es el principio del fin de la Provincia de Santa Fe’. Y lo repetía y lo repetía. ‘¡Bonfatti, Bonfatti!’ gritaba. Y usted qué se piensa... Bonfatti... y la Policía... El chico lo gritaba. Ese chico está preso. Y yo digo, ¿a eso no le dan importancia? La policía es como que quiere matar al negro, al negrito sicario. Ponele que lo maten. ¿¡Y!? Como yo decía antes, si el que está con el habano, champagne, es Galassi, Bonfatti, Binner, no sé. Pero ellos permitieron el chiquero acá en la provincia. Uno los votó... ¡Ay, qué lindos los centros de salud que está poniendo Binner! La salud está bárbara. Pero ellos dejaron entrar el narcotráfico. ¡Y Luis Medina hablando con todos ellos!”, dijo Fuster. En forma espontánea relató que su hija había viajado a Medellín con Medina, quien le dijo que de ahí volvía millonario o muerto. También reveló que en la casa de Pilar, Medina tenía un cuadro gigante de Al Pacino, caracterizado como el gangster Tony Montana en Scarface.
Las declaraciones de las dos madres reactualizan los señalamientos que se desprenden de escuchas ordenadas por el juez federal Vera Barros al ex policía de la división Judiciales Germán Almirón, detenido por favorecer la fuga de un sicario, y Arón Treves, El Ojudo, acusado por homicidio y tráfico de drogas. La causa que instruye el juez provincial Vienna se inició por el homicidio del Fantasma Paz, hijo de su compañero de box. El Fantasma convivía con la hija del Mono Jefe Cantero. Estaban juntos cuando un sicario mató al Fantasma. El oficialismo, la Policía y la Suprema Corte concibieron ese expediente como respuesta política a la sociedad por la escandalosa cantidad de homicidios cruzados que se sucedieron. La Operación Blanqueo de Imagen creció como un disparate judicial de miles de fojas y sirvió para desfederalizar de hecho la ley de estupefacientes, cosa para la que el gobierno no cuenta con los votos en la Legislatura. La desfederalización ha sido un fracaso en todos los lugares en que se aplicó. Vienna y el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Juan Lewis, se jactan de que consiguieron detener a 36 narcos, incluidos 13 policías, pero no están procesado por homicidio ni narcotráfico, sólo por asociación ilícita, la figura comodín cuando no hay pruebas. Treves fue el testigo de identidad reservada que utilizó Vienna, pese a que la ley provincial no contempla ni esa figura ni la del arrepentido. El gobierno había dejado trascender parte de las grabaciones telefónicas, en las que ambos detenidos planean asesinar al juez Vienna y al fiscal Guillermo Camporini. Pero el mes pasado, el semanario Sin Mordaza publicó otro tramo del mismo diálogo, en el que Almirón y Treves se refieren al atentado de octubre de 2013 contra la casa de Bonfatti como un pase de facturas por promesas incumplidas a las bandas que aportaron fondos a su campaña electoral. El fastidio de Treves es porque no le concedieron la libertad que le habían prometido a cambio de su actuación. Las bandas que mencionan son las del asesinado Luis Medina, la de su presunto ejecutor, Esteban Lindor Alvarado, la de Los Monos y la de El Francés, que en realidad es polaco. Se llama Thierry André Polus, fue detenido hace un año y medio y, según el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, es el mayor traficante de marihuana del país, que trae de Paraguay. Berni agregó que poseía una finca hollywoodense de catorce hectáreas a orillas del río y con muros de más de un metro de altura. Treves dice en la grabación de la madrugada del 2 de marzo que el gobernador les sacaba “un millón al Esteban [Alvarado] y un millón al Luis [Medina]. Después un millón a un tal francés, que creo que es el de Baigorria, si no me equivoco. Y sé que Los Gordos [por Los Monos, de la familia Cantero] habían puesto una moneda también. No sé si un millón pero habían puesto una moneda. Con todo este quilombo, el tipo los desconoce a todos y se abre”. Las traducciones entre corchetes pertenecen a la revista que publicó el diálogo. En otro diálogo, del 14 de marzo, Almirón dice que alguien a quien sólo menciona como Salvador y frustrado candidato a camarista, hablará con el ministro de Seguridad Raúl Lamberto para que interceda ante el fiscal de Cámara Camporini, de modo que Treves pueda quedar en libertad a la espera del juicio, en el que sería absuelto por tecnicismos sobre la prueba del homicidio. “Puede ser que Vienna le deba un favor a mi jefe”, agrega Almirón para tranquilizar a Treves. Su jefe era Cristian Romero, que al mes siguiente fue relevado. Vera Barros envió esas transcripciones al fiscal general de la provincia Julio de Olazábal, para que la Justicia santafesina investigara los posibles atentados. Que se sepa, nada se hizo con los sobornos y la intercesión de funcionarios judiciales a favor de los presos.
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