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Una jueza de paz de Junín de los Andes, Raquel Briceño, comenzó a ser investigada luego de que su propia hija, Sonia Laura Manzini, la denunciara por apropiación ilegal de menores y supresión de identidad durante la última dictadura. La jueza, esposa del sargento retirado Roberto Manzini, negó ayer cualquier responsabilidad y dijo en un comunicado que “esperará a que la Justicia dirima la cuestión”.

Sonia Manzini, su hija, denunció tanto a ella como a su marido de haber apropiado a dos niños, criados como su hermano y uno de sus primos, ambos nacidos durante la dictadura. En su testimonio, Sonia inculpó al por entonces juez de paz de San Martín de los Andes, Julio César Quiroga, a quien señaló como entregador. Ayer se conoció que la Unidad de Fiscales de Delitos de Lesa Humanidad de Neuquén ordenó extracciones de sangre para Sonia, su hermano y su primo, para ser cotejadas en el Banco Nacional de Datos Genéticos.

“Julio Quiroga, juez de Paz de San Martín de los Andes, entró a mi casa con un bebé en 1976, cuando yo tenía diez años. A partir de ese momento, (el bebé) se incorporó a nuestra familia como mi hermano, bajo el nombre de Julio Rafael Manzini”, relató Sonia. “Mi madre me indicó que lo había traído la cigüeña y me obligó a no mencionar el hecho ante terceros”, contó.

Sonia reveló incluso que su madre le pidió que invente la fecha de nacimiento de su hermano. “Me pidió que defina la fecha de nacimiento, a lo que indiqué que cumpla el mismo día que yo. A partir de ese momento, la fecha de nacimiento de mi hermano es el 28 de agosto de 1976”, relató.

La verdad comenzó a aflorar en 2010. Ese año Sonia habló con una mujer amiga de la familia, quien le reveló una confesión de su abuela: “Raquel (por su madre) nunca tuvo hijos”.

“Mi caso es la punta del iceberg de un entramado de silencios, crímenes y complicidades”, dijo Sonia.