Con la declaración del ex fiscal Hugo Cañón concluyó en el Consejo de la Magistratura la ronda de testimonios del juicio político a Néstor Montezanti, el suspendido camarista bahiense que, amparado en sus fueros (que impiden detenerlo), faltó en cinco oportunidades a prestar declaración indagatoria ante el juez federal Alejo Ramos Padilla. Tanto la palabra del imputado como el alegato de los consejeros a cargo de la acusación se postergaron hasta el 1º de febrero, cuando concluya la feria judicial.

Agente de Inteligencia del Ejército en dictadura, de probados vínculos con la Triple A, Montezanti fue imputado por delitos de lesa humanidad por los fiscales Miguel Palazzani y José Nebbia. El jury se activó cuando Ramos Padilla lo declaró en rebeldía tras el tercer faltazo, aunque incluye denuncias anteriores por “comportamientos indecorosos, arbitrarios y despóticos” en democracia, según concluyó el Consejo al suspenderlo.

Cañón recordó el paso de Montezanti por la Guardia Restauradora Nacionalista en los 60 y su rol de “abogado militante” de miembros de la Triple A. En el caso de Remus Tetu, el interventor de la Universidad del Sur que en 1975 contrató a la patota que consumó más de veinte crímenes, lo acompañó al juzgado para exigir la suspensión de un juicio académico por usar textos filonazis. Jorge Argibay, el matón más notorio, lo propuso en 1976 como defensor antes de una indagatoria. El mismo año logró el sobreseimiento de Pablo Argibay, de la misma banda, en una causa por tenencia de armas, afirmó Cañón. Luego explicó el rol de los destacamentos de inteligencia en la represión ilegal y destacó el alto rango de Montezanti. Por último repasó casos de acoso laboral a trabajadoras de la Cámara y directivas para regular la circulación de empleados de la fiscalía.