El macrismo enfrentará esta semana uno de los desafíos políticos más importantes desde que llegó al Gobierno. El miércoles se definirá si consigue los votos para cubrir las dos vacantes en la Corte Suprema de Justicia, que desde el 11 de diciembre funciona con tres integrantes. En un primer momento, Mauricio Macri intentó resolver la cuestión designando por decreto a Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti, pero la fuerte resistencia del Senado lo obligó a dar marcha atrás y cumplir con el procedimiento legislativo. Ahora necesita juntar 48 senadores sobre 72, un número al que no podrá llegar sin la ayuda del peronismo federal y al menos un grupo importante del Frente para la Victoria-PJ. Desde la Casa Rosada aseguran que están a “3 o 4 votos”, pero admiten que el resultado no estará definido hasta el momento de la sesión. En paralelo, el bloque que conduce Miguel Pichetto volverá a reunirse el martes, en medio de un fuerte reclamo de un sector para postergar la sesión.

“Es un escenario totalmente abierto”, advierte un senador peronista con una aguda lectura del complejo tablero legislativo. A diferencia de otros proyectos como el pago a los fondos buitre, la discusión sobre los reemplazantes de Raúl Zaffaroni y Carlos Fayt está atravezada por múltiples posicionamientos que responden a distintos intereses: políticos, económicos, jurídicos y de género.

Cambiemos parte de una base propia muy limitada: tiene sólo 15 senadores. Necesita sumar voluntades de donde pueda. Una parte del peronismo federal como el sanjuanino Roberto Basualdo, el salteño Juan Carlos Romero o el silencioso Carlos Reutemann acompañarán al oficialismo. Sin embargo, no estaba definida la posición de los puntanos Adolfo Rodríguez Saá y Liliana Negre de Alonso. El ex gobernador de San Luis presentó un proyecto para ampliar la Corte y apuesta a colocar allí a su compañera de bancada.

El interbloque massista, de tres miembros, tiene previsto votar a favor, igual que el líder de Proyecto Sur, Fernando “Pino” Solanas. No esta definida la posición de otros senadores como Jaime Linares (GEN) y Magdalena Odarda (ex Coalición Cívica).

Pero más allá de los bloques más pequeños, el foco está depositado en el FpV-PJ, que tiene 39 miembros y tres aliados. El sector que se encolumna detrás de CFK apuesta a postergar la sesión y, en caso de que se vote, podría rechazar a ambos candidatos. Este grupo sumaría entre 16 y 17 senadores. (Para asegurarse el rechazo necesitan 25, uno más que un tercio de la cámara). Este sector presentó hace dos semanas un proyecto para llevar la Corte a trece miembros y dividir su funcionamiento en salas. Los principales impulsores del proyecto son Virginia García, Marcelo Fuentes y Juan Manuel Irrazábal. Al mismo tiempo, otros senadores kirchneristas propusieron ampliar la Corte a siete miembros con el objetivo de establecer un máximo de cuatro jueces del mismo género. De esta manera, si se aprueban los pliegos deberán nombrarse dos mujeres, llevando la relación a 4 hombres y 3 mujeres. Esta iniciativa fue presentada por Juan Manuel Abal Medina y otras legisladoras como Marina Riofrío, Graciela de la Rosa y Sigrid Kunath.

El sector cercano a los gobernadores y el ala “dialoguista” del PJ argumenta que la facultad de nombrar a los jueces corresponde al Presidente y que los senadores no deben evaluar su “afinidad” con los postulantes sino la “idoneidad”, que estaría probada en ambos casos. Sin embargo, en este espacio también hay gobernadores disconformes por promesas inclumplidas del oficialismo. El pampeano Carlos Verna llamó la semana a sus senadores para pedirles que voten en contra y estaba conversando con sus pares para que adopten la misma actitud. También hay senadores que temen que si estos candidatos son rechazados el macrismo puede enviar al Congreso dos nombres más antipáticos para el kirchnerismo.

En este contexto, si el poroteo de Cambiemos no da 48, la sesión podría postergarse y naufragar el intento del macrismo por completar el máximo tribunal.