Domingo, 10 de julio de 2016 | Hoy
Por Mario Wainfeld
El juez federal Claudio Bonadio ordena procedimientos ampulosos y televisados en vivo contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. La cadena TN y Radio Mitre anuncian a los gritos que halló ¡10 cajas fuertes! Es sencillamente, mentira. Como la radio y la tele son “aire” no se creen en el deber de hacer fe de erratas o reconocer los embustes.
Pululan recursos contra el tarifazo, en distintas jurisdicciones. Una jueza federal porteña resuelve un pleito, resolución que es apelada. Una Cámara Federal de La Plata decide otro litigio (ver asimismo nota central). Son competencias diferentes, una Cámara es instancia superior, llegado el caso. Sin embargo el diario Clarín desliza que la Cámara “parece desconocer lo actuado por la jueza” de instancia inferior y otra jurisdicción. Un disparate que no pronunciaría un alumno de primer año de Derecho. Es un intento para descalificar un fallo sensato.
Periodistas que trabajaron en Radio Nacional consideran que fueron despedidos injustamente e inician juicios laborales. Colegas de otros medios se indignan por el ejercicio de un derecho básico, subordinado a lo que resuelvan los tribunales. Falsean información acerca de cuánto trabajaban, cuánto cobraban, cuánto reclaman. Descalifican sin argumentos o llanamente insultan.
La falacia es menú cotidiano en los medios dominantes así como la falta de apego a los hechos, lo que no tiene nada que ver con la libertad de opinar. O de editar privilegiando o jerarquizando lo que a cada emisor le parezca.
Los trabajadores que autogestionan Tiempo Argentino son agredidos por un empresario y una patota. Las fuerzas de seguridad presencian los hechos, en insultante ejercicio de prescindencia. Ningún funcionario se interesa por los laburantes agredidos ni se toma la molestia de visitarlos o siquiera de llamarlos.
El presidente Mauricio Macri los acusa de usurpadores, lo que es peor que una mentira sin excluirla: el odio de clase se mezcla con el político.
La cadena oficial de medios culpa al kirchnerismo por la agresión y se lava las manos por el comportamiento del gobierno y las agencias de seguridad que le responden. De cualquier modo, rozan una cuerda sensible. El Grupo Szpolski fue, entre otros aventureros, favorecido por la política de comunicación kirchnerista. Su conducta, una vez que cambiaron los vientos políticos, es vergonzosa y desnuda errores en la selección de aliados que también se hacen ostensibles en el Congreso o en provincias o intendencias.
Ni el vaciamiento patronal ni la prepotencia lastiman la dignidad de los compañeros de Tiempo Argentino, la coherencia con sus principios y con sus derechos que se quieren sojuzgar. Es imperiosa la solidaridad con quienes pugnan por mantener vivas una voz crítica y una fuente de trabajo. Nos sumamos acá, con un abrazo.
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