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La Corte Suprema empezó a debatir ayer posibles cambios en la Justicia en función del petitorio que presentó el jueves pasado Juan Carlos Blumberg, cuando lideró la segunda marcha masiva, esta vez frente a Tribunales. Los jueces avanzaron en la idea de ampliar el horario de trabajo de los empleados judiciales de seis a ocho horas, pero todavía no firmaron ninguna disposición y seguirán evaluando los reclamos. También analizan pedirle opinión a un grupo de ONG del ámbito judicial.
Blumberg fue recibido la semana pasada por el vicepresidente de la Corte, Augusto Belluscio, a quien le entregó un petitorio con 12 puntos, encabezados por un pedido de declaración de emergencia del Poder Judicial con el objetivo superar el retraso en el trámite de causas. En la reunión de ayer, los jueces abordaron el texto y establecieron distinciones entre cuestiones que ellos están facultados para resolver y las que corresponden a otros poderes del Estado como, por ejemplo, las decisiones sobre endurecimiento de penas. En el encuentro, presidido por Enrique Petracchi, estuvieron todos los supremos menos Belluscio y Eugenio Zaffaroni.
La posibilidad de extender las horas laborales, según conversaron los jueces, está abierta y cuenta con consenso. Una opción sería establecer una jornada de 9 a 17, en reemplazo de la actual que es de 7.30 a 13. El pedido de Blumberg señalaba que “ocho horas es el horario de trabajo normal que cumple todo ciudadano” y, en el caso de la Justicia, opinó él, “permitirá aumentar de manera significativa la cantidad de audiencias e indagatorias que diariamente se llevan a cabo en Tribunales”.
De todos modos, surgieron dudas por la reacción que pueda despertar una medida así entre los empleados. “Mucha gente tiene dos trabajos”, comentó un ministro. Para resolver ésta y otras cuestiones, la Corte debate la posibilidad de firmar un convenio con organizaciones no gubernamentales, algunas nucleadas en Argenjus, que podrían ser consultadas asiduamente. Aunque todo sigue en veremos, el máximo tribunal quiere mostrar que los reclamos de la sociedad no le son ajenos.