EL PAíS › LA JUEZA SERVINI DE CUBRIA INTERVINO EL PJ NACIONAL POR “ACEFALIA”
Decisión con efecto a largo plazo
La medida no influirá en el proceso hacia octubre. Los duhaldistas hablan de una jugada del Gobierno. Para la Rosada, es irrelevante.
Por Raúl Kollmann
La jueza María Servini de Cubría intervino ayer el Partido Justicialista nacional. La decisión no tiene trascendencia desde el punto de vista legal en el proceso hacia octubre, porque el peso lo tienen los PJ de cada provincia, que ya conformaron los distintos frentes, inscribieron las listas y, además, no son competencia de Servini, sino de los jueces electorales de cada distrito. El Partido Justicialista nacional sólo tiene importancia en una elección: la de presidente y vice. Y justamente en ese terreno es que se cruzan las acusaciones: los duhaldistas sostienen que la magistrada juega a favor de la Casa Rosada y es parte de una maniobra para quedarse con el PJ de cara a la elección de 2007, mientras que en la Justicia Electoral sostienen que la situación del PJ es irregular, está acéfalo, no presenta actas y que se justifica la intervención.
En realidad, el último consejo directivo elegido en forma legal, mediante un proceso electoral, aunque con lista única, culminó en marzo de 1999. En ese momento fue elegida una conducción que tuvo a Carlos Menem a la cabeza. El mandato de cuatro años culminaba en marzo de 2003, pero allí las cosas se fueron dilatando, producto de la fuerte crisis interna. El parche que se puso en aquel entonces fue la designación de una Comisión de Acción Política (CAP), que integraron los gobernadores del PJ y que tenía como titular al jujeño Eduardo Fellner. Como graficó un veterano dirigente, “aquella conducción estaba floja de papeles”, es decir, que había una notoria irregularidad desde el punto de vista legal. La demostración de la crisis fue el hecho de que en la elección presidencial hubo tres candidatos peronistas –Néstor Kirchner, Carlos Menem y Adolfo Rodríguez Saá– y ninguno pudo usar ni el nombre ni los símbolos del PJ.
En marzo de 2004 se convocó al congreso del PJ en Parque Norte. El 26 de ese mes, el cónclave terminó en escándalo, cuando parte de los delegados abuchearon a Cristina Kirchner y hubo un choque entre la primera dama y Chiche Duhalde por la portación de apellido. La respuesta de la Casa Rosada no se hizo esperar: 24 horas más tarde renunciaron siete gobernadores integrantes del nuevo Consejo Nacional. Con efecto cascada, poco después, toda la conducción renunció. En los meses siguientes hubo algún intento porque el propio Kirchner fuera el titular del partido, pero no prosperó. El argumento de Servini es que desde el punto de vista legal, el PJ está acéfalo desde marzo de 2003. En Tribunales se dice, además, que hay irregularidades en la presentación de actas, no hay documentación que respalde el movimiento de dinero y otras anomalías por el estilo. Este punto lo reconocen tanto en el kirchnerismo como en el duhaldismo.
A partir de ese punto empiezan las diferencias. Los hombres que responden al ex presidente se preguntan: “¿Por qué Servini interviene el partido ahora, justito en medio del proceso electoral? ¿Qué efecto político busca?”. A ese cuestionamiento le agregan su objeción respecto del interventor designado, Ramón Ruiz Hernández, quien ya ocupara el cargo de interventor en el PJ Capital. “Allí jugó a favor de la Casa Rosada. Y también antes, cuando fue interventor del PJ de Corrientes, jugó a favor del ahora vicegobernador, Eduardo Galantini, también kirchnerista. Esta es una jugada K y Servini juega a favor de K”, argumentan.
Desde el punto de vista de los objetivos, en el duhaldismo reconocen que la movida no tiene significación en ésta campaña, por cuanto los frentes y las listas están presentados. Tampoco tiene importancia económica: los fondos para la campaña van en un 80 por ciento a los partidos justicialistas de cada provincia. “Acá el objetivo es quedarse con el PJ para la elección presidencial. Es una apuesta para después de las elecciones, pero a eso apuntan”, argumentan desde el duhaldismo.
En la vereda de enfrente no quieren opinar sobre la decisión. Sostienen que no tiene relevancia y que el Presidente ha dicho mil veces que tieneque haber una transformación en el PJ. Aún así, en la Rosada evalúan que después de la elección el duhaldismo quedará en clara minoría, mientras que Menem y Rodríguez Saá también representarán un sector minoritario. En ese momento se verá, aseguran, cómo hacer la normalización.