EL PAíS
“Una parte de la sociedad nos reclama unidad”
Patricio Echegaray es candidato a diputado por Encuentro Amplio. Habla de eso, de la ruptura de IU y de la necesidad de unidad.
Por Miguel Jorquera
Patricio Echegaray llegó a encabezar la lista de diputados nacionales del porteño Encuentro Amplio-Alba tras varias frustraciones: la ruptura de Izquierda Unida y el repentino abandono de Alicia Castro de su candidatura. Ahora el secretario general del Partido Comunista apuesta al nuevo frente electoral como parte de la consolidación del Encuentro de Rosario, al que considera el embrión de “un nuevo movimiento histórico”.
–Después de la ruptura de Izquierda Unida ¿qué balance hacen del nuevo frente electoral?
–La disgregación no es patrimonio de la izquierda, aunque tratamos de ser autocríticos con respecto a la dispersión. Hay una parte de la sociedad que nos reclama posiciones de unidad. La experiencia de diciembre de 2001 requería, para tener una salida real, de una fuerza que representara los reclamos populares y que sólo podía venir de la izquierda y el progresismo, pero no pudo ser por la ausencia de esta herramienta.
–A pesar de que la mayoría de los partidos de izquierda coincide en esta apreciación, la unidad no se alcanzó.
–A partir del Encuentro de Rosario, en 2004, se empieza a perfilar una política de convergencia en profundidad de la izquierda y el progresismo. En el documento fundacional no sólo se denuncia la crisis del modelo liberal y de las fuerzas políticas tradicionales, sino que también se pone el acento en la propia crisis de la izquierda. Es un esfuerzo sincero por superar el sectarismo y dogmatismo.
–En medio de esta dispersión, ¿por qué quienes apoyan propuestas de izquierda deberían votarlo a ustedes?
–Yo le diría a toda la gente que vote por la izquierda en primer lugar, y dentro de ella, el EA-Alba tiene una propuesta de construcción de un nuevo proyecto político y una metodología de lucha que no es sólo electoral. Seguiremos trabajando para repudiar la llegada de (George) Bush a la Argentina; para que el próximo 24 de marzo, a 30 años del golpe, le pongamos fin a la impunidad; y en abril confluir en una asamblea nacional del Encuentro de Rosario para gestar un trabajo de base en todo el país.
–Mientras se construye esa herramienta, ¿qué propone?
–Trabajar desde la Legislatura, tomando y dándoles forma a las inquietudes de la gente. Así nacieron muchos proyectos que terminaron transformándose en leyes. Y otras ideas que forman parte del programa: la ley de seis horas sin disminución de sueldos y reparto de las horas de trabajo, que puede ser una disminución muy fuerte del desempleo en medio de un shock distributivo, porque a pesar que la economía crece el esquema es el mismo de la década del ’90: no se alteran de manera sensible los parámetros de pobreza e indigencia y otras calamidades que sufre el país.
–¿Este gobierno es igual al de Menem en materia económica?
–No, pero sigue concentrando la riqueza en pocas manos y ensanchando la desigualdad social. Ahora el modelo funciona con un dólar alto y la exportación de petróleo y productos agrícolas primarios que producen un vaciamiento del país a partir de la renta que esos productos generan.
–El Gobierno dice que es la primera etapa para salir de la crisis.
–No hay voluntad ni capacidad en la burguesía argentina y en sus partidos, el PJ y la UCR, de aplicar medidas que en la década de los ’50 eran de capitalismo distributivo y que hoy serían medidas casi de carácter revolucionario. Si no, no se hubiera dado un tratamiento privilegiado al FMI pagándole la deuda y no atesorarían reservas para dar garantías a los acreedores externos, sino se invertirían los 25 mil millones de dólares de superávit en el mejoramiento de la deuda social que es cuantiosa.
–¿Hay que pagar o no la deuda externa?
–Hace 20 años, Fidel Castro planteaba que la deuda externa era inmoral, ilegítima e impagable, como quedó demostrado en América latina. La deuda debe ser investigada y mientras tanto suspender los pagos.