EL PAíS › EL OBISPO DEFENDIO EL ROL DE LA IGLEISA EN LA DICTADURA
Giaquinta está “disgustado”
El titular de la Comisión Episcopal de la Pastoral Social cuestionó las declaraciones del presidente Néstor Kirchner en las que criticó a la Iglesia por su actuación durante la última dictadura militar.
Las relaciones entre la Iglesia y el Gobierno nuevamente atraviesan momentos complicados. Esta vez las tensiones se generaron a raíz de las declaraciones del obispo Carmelo Giaquinta, quien calificó como “dificilísima” la convivencia entre el oficialismo y el clero. El presidente de la Comisión Episcopal de la Pastoral Social contestó así a los dichos del presidente Néstor Kirchner, quien durante la inauguración de las obras en la Basílica de Luján, la semana pasada, condenó el silencio mantenido por algunos sectores eclesiásticos durante el terrorismo de Estado. “Sentí un gran disgusto. No sólo por lo dicho, sino por el papel indebido que se le habría dado al templo”, le respondió ayer Giaquinta.
En defensa de la Iglesia, el prelado chaqueño aseguró que durante la dictadura la Iglesia efectuó numerosas denuncias contra los actos genocidas. “Fueron muchos los que se interesaron por los presos y desaparecidos”, señaló al respecto. No fue la primera vez que Giaquinta se pronuncia en contra del Gobierno. El titular de la Comisión Episcopal es uno de los que más ha confrontado con el oficialismo por el caso Baseotto. El punto de mayor tensión se registró cuando dijo que Kirchner estaba aplicando “la ley del chicote” sobre el tema.
En este sentido, ayer calificó la relación con la Casa Rosada como “dificilísima”. “A la Iglesia no le corresponde aprobar la gestión de ningún gobernante, porque para eso está la ciudadanía”, agregó en referencia a los dichos del Presidente durante el acto en la Basílica de Luján la semana pasada. “Algunas veces levanté la voz contra la Iglesia. La hipocresía hay que dejarla de lado”, sostuvo Kirchner en ese entonces, flanqueado por el arzobispo de Luján, monseñor Rubén Di Monte. Luego de bajar el tono, desde el altar el mandatario volvió su discurso al campo electoral y pidió a los argentinos que “por Dios” lo ayuden a “hacer un país distinto”. La mención tampoco pasó inadvertida por Giaquinta, quien al respecto señaló que la Iglesia puede ayudar orando solamente para “que el Señor le dé luz y fortaleza”. “Confío en que el Presidente quiso pedir esto. Porque si fuese otro tipo de ayuda, como la que puede prestarle un partido político, estaría en un grave error. Para la Iglesia no existe un partido de su preferencia”, remató.
Las declaraciones de Giaquinta se suman así a los cruces entre la Iglesia y el Gobierno desde que la administración de Kirchner pidió la remoción del obispo castrense, Antonio Baseotto, por sus dichos contra el ministro de Salud, Ginés González García. Con un panorama poco alentador, donde una solución al conflicto todavía resulta difícil, el Gobierno habría decidido congelar las negociaciones con el Vaticano hasta después de las elecciones. Según informaron algunos de los funcionarios de Gobierno a cargo de llevar adelante las conversaciones, la intención es superar el entredicho antes de noviembre, fecha en la que se elegirá la nueva conducción de la Conferencia Episcopal.
Sin embargo, la posibilidad de un acuerdo no se vislumbra para el corto plazo. El Gobierno mantiene como única aspiración la remoción de Baseotto y la medida continúa siendo rechazada desde Roma por considerar que no tiene fundamentos canónicos. Las negociaciones registraron hasta ahora un solo avance. Se trata de la creación de una comisión de juristas argentinos y del Vaticano encargada de analizar los tratados referidos a la creación de la vicaría castrense. Como primera propuesta, el organismo sugirió la designación de un obispo “coadjunto” para reemplazar a Baseotto en sus funciones. Pero la iniciativa no habría encontrado consenso en la Casa Rosada, con lo que Baseotto, en su condición de obispo, sigue celebrando misa en la iglesia Stella Maris, sede del obispado castrense.