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En medio de las últimas y fervientes negociaciones por las leyes económicas que necesita el Poder Ejecutivo, el diputado electo Agustín Rossi fue ungido por sus compañeros kirchneristas como conductor de la bancada mayoritaria en la Cámara baja. “En todas las democracias del mundo la misión del bloque oficialista es darles consenso a las políticas del Gobierno, y eso no se logra con disciplina militar sino con participación de sus miembros, y luego sí con una ejecución disciplinada de ese consenso”, definió el santafesino ante la prensa, poco antes de encabezar la primera reunión de la mesa de conducción. Respecto de la posibilidad, muy grande, de que el oficialismo no consiga los votos necesarios para aprobar la Ley de Presupuesto y la Prórroga de Impuestos antes del 10 de diciembre, Rossi no se mostró preocupado. “Si se logra sancionar la semana próxima bien, si no, lo haremos en (el período de) extraordinarias”, comentó dando como un hecho que el Poder Ejecutivo convocará a ese tipo de sesiones, en las que tiene la potestad de establecer el temario.
Según pudo averiguar Página/12, el radicalismo no apoyará estas dos iniciativas y el duhaldismo residual no piensa moverse “una línea” de su dictamen de oposición. Por las dudas, los nuevos legisladores K que salieron de la reunión llevaban una carpetita bajo el brazo con la tarea para el hogar: estudiar esos proyectos.
Estas dos normas consideradas esenciales para la gobernabilidad serían aprobadas con la nueva conformación de la Cámara, que le permitirá al oficialismo llegar más cómodo a los 129 votos que necesita, con el desembarco de los refuerzos kirchneristas cosechados en la elección pasada. “Estamos tratando, pero al día de hoy no tenemos el número”, confesó uno de los cuatro miembros de la actual conducción K. De todos modos, el nuevo escenario tampoco les garantiza de manera automática esa cantidad de adhesiones.
¿Cómo se proyecta el flamante jefe del bloque PJ-Frente para la Victoria frente a esa realidad? “Una política de alianzas requiere ser flexibles hacia afuera y en mi experiencia lo más importante es el respeto, porque así se consiguen y se abren los caminos del consenso”, respondió anticipando cómo será su estilo de conducción. Puesto ante el ejemplo concreto de imaginar cómo será la relación con los diputados que respondían a Eduardo Duhalde, Rossi volvió a mencionar el “respeto” que siente por José María Díaz Bancalari, y aseguró que aspiran a “contar con ellos en las iniciativas más importantes, aunque funcionen como un bloque aparte que ya no tiene la carga de ser oficialista”. Página/12 le preguntó si era una tarea prioritaria seguir sumando voluntades al Frente para la Victoria. “Lo peor son las situaciones grises, en las que los que están afuera quieren estar adentro y viceversa, por eso necesitamos la mayor flexibilidad posible”, respondió, al tiempo que anunció la integración al bloque del radical santafesino Juan Sylvestre Begnis.
Aunque en sus declaraciones Rossi afirmó que la reacción de sus compañeros había sido buena respecto de su condición de “recién llegado” a la actividad en el Congreso Nacional, otras fuentes consignaron que hubo algunos roces en la reunión que se extendió durante tres horas. Entre miradas extrañadas entre diputados “viejos” y “nuevos”, algunos de los cuales apenas se conocen, no pudieron ponerse de acuerdo respecto de la continuidad de Juan Irrazábal en la secretaría parlamentaria. Aunque el misionero tuvo apoyos, Rossi pidió tiempo y todo pasó a “cuarto intermedio” hasta el martes.
Rossi habla pausado pero es acertivo, no evade las definiciones aunque se detiene a pensarlas. Este ingeniero civil de 46 años, con cuatro hijos, estudió en la escuela Agustín Rossi, una institución fundada por su padre. Comenzó su militancia durante la dictadura en la revista Línea, y luego de la derrota de la renovación peronista participó del rearmado de la JP. En 1987 encabezó la lista de concejales en Rosario. Durante la década del ’90 se dedicó a su actividad privada, aunque en 1995 apoyó al Frepaso desde el sector que lideraba Carlos “Chacho” Alvarez. Pero se alejó cuando el Frente Grande se alió con radicales y demoprogresistas. “En 2001 volví, pero me recibieron con el grito de ‘que se vayan todos’, y yo recién volvía”, comentó. En ese momento fracasó en su intento de volver como concejal, aunque en 2002 accedió en reemplazo de un edil y terminó conduciendo el Concejo Municipal hasta la actualidad.
–¿El Presidente lo eligió por haber aceptado encabezar la lista en Santa Fe? –preguntó Página/12.
–Es eso, pero sumado a otros elementos: mi clara pertenencia a su proyecto desde los primeros tiempos, no sólo aceptar tras la deserción de (Horacio) Rosatti, sino la buena elección que hicimos en la que remontamos 30 puntos y terminamos con 8 de diferencia, mantuvimos la cantidad de bancas que estaban en juego y aportamos 500 mil votos al total nacional.
–¿Seguirá manteniendo su buena relación con Hermes Binner?
–Hay una diferencia entre el discurso no confrontativo que ha tenido Binner y la actitud del bloque socialista en Diputados de sistemática oposición. A su pregunta, por ahora eso es un enigma.
–¿Cuáles serían los temas para extraordinarias?
–Además del Presupuesto e Impuestos, si no salen antes, la Ley de Pymes...
–¿Y la nulidad de los indultos?
–No hay indicación sobre eso.