El suspenso quizá no fue buscado, sino producto del lento discurrir de la oratoria, que obliga a respirar y hacer pausas. Pero cuando el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, pronunció la frase “con cuatro años no basta”, una pregunta comenzó a circular en silencio por el sexto piso del coqueto hotel NH City. ¿Estaba hablando de la reelección del Presidente? La expectativa se diluyó apenas retomó la palabra. “Algunos dicen que con cuatro años no basta. Repasemos lo que nosotros hicimos en tres”, dijo Fernández. Y continuó con una fervorosa exposición de lo que consideró logros del Gobierno, como la quita de la deuda privada, la anulación de la obediencia debida y el punto final, la nueva Corte Suprema. Sin embargo, aunque el jefe de Gabinete no hablara de la necesidad de un nuevo período para Kirchner, en el acto había un evidente clima de campaña. Allí estaba el gobernador de Mendoza, Julio Cobos, probable candidato a vicepresidente de una coalición K, para probarlo.

El encuentro había sido convocado por tres hombres cercanos al jefe de Gabinete: el subsecretario de la Función Pública, Juan Manuel Abal Medina (h); el subsecretario de Participación Ciudadana porteño, Gonzalo Ruanova, y el director del Proyecto de Modernización del Estado, Christian Asinelli. La convocatoria era para discutir la concertación, y reunió a dos ex miembros del ARI –la titular del PAMI, Graciela Ocaña, y uno de los directores del Instituto para la Victoria, Fernando Melillo–; a dos dirigentes provenientes del peronismo –el jefe de Gabinete y el intendente de Córdoba por el Partido Nuevo, Luis Juez–; mientras que la cuota de radicales estuvo garantizada con Cobos. Desde el palco se quería mostrar la variedad que se busca para la concertación kirchnerista.

Tras unas palabras iniciales de Ruanova, un joven dirigente alineado con la senadora Vilma Ibarra, el jefe de Gabinete tomó el micrófono para hacer una breve presentación de sus cuatro invitados. Luego llegó el turno de Melillo, en lo que fue su segunda aparición pública desde que dejó el ARI y se acercó al kirchnerismo. “Tenemos que evitar el divorcio de los sectores populares y los sectores medios”, exhortó. Su advertencia fue escuchada con mucha atención, quizá por el contexto más inmediato. A nadie se le escapaba que hace unos días Juan Carlos Blumberg convocó a una movilización a la Plaza de Mayo para el 31 de agosto. “No estamos en riesgo de un golpe de Estado. No estamos en riesgo de un golpe de mercado. Pero tenemos que lograr que lo alcanzado sea el piso y no el techo de lo que puede aspirar el pueblo argentino”, argumentó Melillo.

El encuentro siguió con las palabras de Ocaña. Fernández la había presentado como “una mujer brillante que logró que los argentinos volvamos a estar orgullosos del PAMI, que ha dejado de ser fuente de cajas negras”. La presencia de la ex dirigente del ARI, al igual que con el mendocino Cobos, motivó una lectura casi mecánica. Que es muy probable que ocupe alguna candidatura en 2007. “Tenemos que sintetizar las mejores tradiciones de los partidos históricos”, dijo Ocaña. El acto continuó con el testimonio de Juez. Con la tonada y el desparpajo que ya son su marca registrada, el intendente dijo que la concertación debe ser necesariamente heterogénea. “Yo parezco Tandarica con las bandejas, tengo un zoológico que se pelea todo el tiempo”, dijo entre las carcajadas del auditorio.

En un estilo opuesto de Juez y más cerca del estereotipo radical –sobrio en las formas, moderado en las definiciones–, Cobos habló del “comportamiento pendular” del país, que gira entre el liberalismo y el desarrollismo. Luego defendió la idea de la concertación lanzada por el Gobierno. “Gobernabilidad no es sumar bancas. Es lo que necesita el Presidente para mantener el crecimiento del país”, afirmó. Cuando terminaron los discursos, camarógrafos y periodistas se acercaron a preguntarle por la versión cada vez más difundida que lo menciona como seguro integrante de una fórmula presidencial oficialista.

–¿Preferiría ser compañero de fórmula del Presidente o de la senadora Kirchner? –le preguntaron.

–No son momentos para evaluar esas cosas ahora. A mí me interesa la opinión de mi partido.

–Usted pidió que el Gobierno se autolimitara en la reglamentación de los superpoderes. ¿Habló de eso con el Presidente? –preguntó Página/12.

–Se lo manifesté al jefe de Gabinete. El tema podría haber sido consensuado. Además, hasta ahora no lo han usado en la manera que la nueva ley permite.

El cierre del encuentro quedó a cargo del jefe de Gabinete. “No es verdad que uno es más poderoso cuando se deglute al opositor. Cuando uno deglute, uno engorda el poder, pero no crece el proyecto. Hay gente a la que no los compra ninguna chequera y que lo único que los moviliza es su conciencia y su convicción de que hace falta cambiar las cosas”, dijo.