A los 68 años y con un proceso de extradición encima, Alberto Fujimori, el hijo de inmigrantes japoneses que quiso gobernar el Perú como un emperador absolutista y que terminó huyendo del país en medio de acusaciones de corrupción y violaciones a los derechos humanos, ahora sueña con prolongar su dinastía en la política peruana. La segunda de sus cuatro hijos, Keiko, fue electa congresista este año, y el menor de sus herederos, Kenji, de 26 años, se ha postulado para el cargo de presidente de la Región Lima (equivalente al de gobernador en Argentina), que se elegirá junto a otros 24 presidentes regionales y más de 1600 alcaldes el próximo 19 de noviembre. Kenji postula por Sí Cumple, el movimiento político que su padre fundó estando prófugo en Japón y que el ex presidente maneja con su estilo vertical y autoritario, imponiendo él mismo todas las decisiones. Santiago, el hermano menor del ex presidente, también es congresista, al igual que su sobrina.

Cuando su padre llegó sorpresivamente al poder en 1990, Kenji tenía diez años y desde entonces captó la atención de la prensa como el engreído del presidente. Era un niño tímido, que parecía asustarse con las cámaras. A medida que fue creciendo fue perdiendo en algo la timidez, aunque mantuvo una notoria dificultad para expresarse fluidamente. Kenji siempre aparecía al lado de su padre y desapareció de la escena pública cuando éste se fugó del Perú en noviembre de 2000. El hijo predilecto de la familia Fujimori, a quien no se le conoce actividad laboral alguna, reapareció en agosto de 2005, cuando, por orden de su padre, leyó un mensaje por televisión en el que se anunciaba la candidatura presidencial del prófugo ex presidente para las elecciones de 2006. La postulación finalmente se frustró por estar Fujimori impedido legalmente de asumir cualquier cargo público hasta el 2011. Fue una presentación breve, en la que se vio a un balbuceante Kenji leyendo con mucha dificultad lo que su padre le había escrito. La lamentable presentación televisiva del hijo de Fujimori parecía ser el anuncio de un debut y despedida en la política, pero el ex presidente, actualmente en Chile bajo libertad condicional mientras se decide un pedido de extradición de la Justicia peruana, está empeñado en prolongar la dinastía Fujimori.

Kenji y su padre parecen confiar en que el reciente éxito electoral de Keiko Fujimori se extienda al hermano menor. Keiko encabezó la lista de candidatos al Congreso del fujimorismo por Lima y con 600 mil votos obtuvo la votación más alta entre los 120 parlamentarios electos. A pesar de que la candidatura presidencial del fujimorismo (de la ex congresista Martha Chávez) apenas obtuvo el 6 por ciento, la alta votación parlamentaria de Keiko fue clave en la sumatoria final para darle a esa formación 13 representantes en el Congreso –la cuarta fuerza parlamentaria–. “Hay un abismo de diferencia entre Keiko y Kenji. Ella es carismática; mientras Kenji carece totalmente de carisma y no creo que su candidatura tenga éxito”, señala Manuel Torrado, director de la encuestadora Datum.

Mientras en Lima se conocía la candidatura de Kenji, en Santiago la presidenta Michelle Bachelet recibía una carta con 27 mil firmas pidiéndole que impulse la extradición de Alberto Fujimori para que sea juzgado por las autoridades peruanas por los cargos de corrupción y crímenes de lesa humanidad de los que está acusado. Fujimori espera evitar la extradición y para ello busca acumular poder político. Por lo pronto, ya tiene una bancada congresal que ha negociado con el partido del presidente Alan García y la derechista Unidad Nacional (UN) para obtener puestos clave en el Congreso. La fujimorista Luisa Cuculiza es la tercera vicepresidenta del Congreso y el abogado de Fujimori, Víctor Sousa, preside la Comisión de Exteriores, desde donde pretende influir para evitar la extradición de su jefe. Sousa también integra las comisiones de Justicia y Derechos Humanos, junto a Santiago Fujimori, y la de Fiscalización, claves en los temas vinculados con el proceso penal contra el ex presidente.