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La Iglesia Católica está en pie de guerra contra la ley de Libertad Religiosa que está a punto de ser promulgada por el gobierno de San Luis y a la que califican de “confusa, prepotente y anticatólica”. Si bien el vocero de la protesta eclesiástica es el obispo puntano Jorge Lona, ayer una serie de obispos de todo el país criticó severamente la iniciativa que ya pasó por ambas Cámaras legislativas locales. Alberto Rodríguez Saá, hermano del ex presidente Adolfo, fue unánimemente identificado como “autor intelectual” de la ley por los prelados, que subrayaron que el político es un pastor “que renunció públicamente a la Iglesia y ahora busca llevar agua para su molino”. La ley en cuestión equipara la fe católica a todas las demás sin consideraciones de número de seguidores y es similar a la que impulsó sin éxito el secretario de Culto de Fernando de la Rúa, Norberto Padilla. Para el obispo Lona, la ley “está generando una considerable confusión que parece ser deliberada” y sería muestra de “la prepotencia antirreligiosa y anticatólica enquistada en un sector gravitante del gobierno de San Luis”. Para Lona, la pieza legislativa contiene “tres falsedades que siempre se dicen juntas: en San Luis y en la Argentina no hay libertad religiosa; que esta ley viene a traer la libertad religiosa que no tenemos; y que la Iglesia Católica se opone a que llegue esa libertad religiosa. La verdad es exactamente lo contrario y la ONU enfatiza que en la Argentina existe una libertad religiosa plenamente ejercida”.

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