La confirmación del desdoblamiento de las elecciones provinciales de la nacional, oficializada por José Manuel De la Sota para el 2 de septiembre próximo, enfrentó a las huestes del delasotismo y el juecismo, las dos principales fuerzas a competir en Córdoba en 2007. En este sentido, Luis Juez, que anunció que los comicios para intendente serán el mismo día que los de gobernador, criticó el adelantamiento y dijo que “De la Sota hizo eso porque su candidato no tiene el aval del Presidente”.

“A mí me dijeron que De la Sota le había adelantado a Kirchner que las elecciones iban a ser el 2 de septiembre porque no tenía su aval para (el vicegobernador Juan) Schiaretti”, contó Juez a este diario. Fiel a su estilo provocador, el jefe comunal afirmó que “lo lógico sería que la elección fuera el 28 de octubre, como estaba previsto, pero De la Sota sabe que cuando más tiempo nos dé, más posibilidades de construir el interior tenemos. Si hoy sale con una fecha que entiende justa es para evitar que crezcamos en el interior, donde él tiene su poderío”.

Aunque De la Sota nunca lo reconoció públicamente, la fecha de los comicios para elegir a su sucesor en la provincia dependía de los acuerdos que su fuerza alcanzara con el kirchnerismo, una relación fluctuante que nunca tuvo otro punto de unión que las necesidades y conveniencias de ambas administraciones. Por eso, la decisión que el gobernador oficializó el jueves de adelantar casi dos meses las elecciones provinciales de la nacional parece más una confirmación de ese distanciamiento que de un futuro acuerdo entre el delasotismo y el Frente para la Victoria, que a nivel provincial conduce Héctor “Pichi” Campana, la carta de triunfo que Kirchner encontró para negociar en Córdoba.

El precandidato oficial a suceder a De la Sota, Schiaretti, no es el preferido de Néstor Kirchner. De llegar a un acuerdo entre el Presidente y De la Sota, el nombre que gusta en la Rosada es el del senador nacional Roberto Urquía, de muy buena relación con Cristina Fernández de Kirchner.

Eduardo Accastello, el otro precandidato a gobernador por el peronismo, se sumó a la polémica cuestionando el desdoblamiento electoral. Explicó que la decisión se tomó porque “el precandidato de Unión por Córdoba no recibió las bendiciones esperadas”.