Viernes, 1 de junio de 2007 | Hoy
El Movimiento al Socialismo (MAS) tiene el candidato más joven como cabeza de lista para legisladores. Martín González Bayón, de 28 años, es soltero y estudia Sociología en la UBA. Cursó la carrera de Derecho, e incluso llegó a trabajar en Tribunales, pero se dio cuenta de que no era su vocación. Desde la agrupación Ya Basta participó de acciones de repudio a la invasión de Irak y del Líbano. “Hay que dar la batalla en el plano electoral con sectores populares, trabajadores y estudiantes, como una opción ante Filmus, Macri o Telerman que represente sus propias reivindicaciones”, explicó ante Página/12 en el local de San Telmo. “Muchos trabajadores luchan todo el año contra los patrones, pero al votar terminan presos de quienes representan esos intereses. No es que la gente sea tonta, sucede que el mecanismo electoral es complejo”, agregó. ¿Por qué votarlo? “Más que a mí, hay que votar al MAS. Soy parte de una agrupación que lucha para romper el techo salarial y que se comprometió a que todo cargo público quede al servicio de los trabajadores”, respondió Bayón. El candidato admitió que fue “imposible” articular un frente único de izquierda, “aunque el MAS siempre tuvo una vocación frentista”. Según Bayón, “hay distintas vertientes de extrema izquierda con visiones comunes pero esta vez no hubo acuerdo porque el PO ninguneó toda posibilidad de un frente, hicimos propuestas públicas pero ni siquiera aceptaron sentarse a charlar, querían decidir los candidatos, y eso es falta de respeto”.
Propone “una nueva forma de hacer política y un programa que pretende humanizarla y que no ha demostrado su fracaso”. Jorge Pompei –55 años, divorciado, tres hijos– es médico sanitarista, trabaja en el Hospital Argerich, es docente en la Facultad de Medicina de la UBA y encabeza la lista de candidatos a diputados porteños por el Partido Humanista. En el pasado acompañó a Lía Méndez, tanto en fórmulas electorales como en su tarea de legisladora, como asesor en salud. Milita en el humanismo desde 1971 y lo define como una filosofía que excede al partido, que sería “la expresión política de su ideario”. ¿Se consideran de izquierda? “Sí, una izquierda no tradicional, un movimiento muy amplio que va desde el marxismo clásico hasta el anarquismo”, respondió en diálogo con Página/12. Afirmó que tuvieron conversaciones con otras fuerzas progresistas y recordó que desde 1984 impulsan la necesidad de un frente, “pero no como un arreglo de cúpulas, sino como “resultante del trabajo en la base y una convergencia en la acción”. Pompei sostuvo que “las posiciones tradicionales van mostrando su fracaso, ahora es un bipartidismo de tres, pero es siempre lo mismo, se van alternando en el poder”. ¿Qué proponen? “Sistemas barriales de salud que apunten a la prevención más que a la enfermedad y que las prioridades las determinen los vecinos, no funcionarios detrás de un escritorio”, respondió a modo de ejemplo.
El Frente de Izquierda Socialista Revolucionaria (FISR) postula como primer candidato a legislador a Ernesto González –82 años, profesor de Historia– a quien presentan como proveniente del “viejo MAS (Movimiento al Socialismo)”. “Me echaron del nuevo MAS porque cuando estuve haciendo la historia de esa agrupación me pidieron que devolviera parte del archivo que tenía. Me dicen que lo robé, pero me quedé con lo que corresponde a los viejos militantes”, explicó González. ¿Qué es el “viejo” MAS?, le preguntó Página/12. “Es el de (Luis) Zamora, para alguien joven, pero más bien es el de Nahuel Moreno”, respondió el veterano dirigente, que también participó de las corrientes PRT-La Verdad y PST, y es autor de cuatro tomos sobre la historia del trotskismo en la Argentina. González se jactó de integrar el “único frente” de izquierda. De hecho, el FISR está compuesto por la Liga Socialista Revolucionaria, la Unión Socialista de los Trabajadores, el Frente Obrero Socialista, el “viejo” MAS, e Izquierda Socialista, una reciente escisión del MST. ¿Qué es ser trotskista hoy? “Querer un gobierno de los trabajadores, que no se puede hacer sin un proceso revolucionario, sólo así se soluciona la crisis del capitalismo, y para eso hay que unirnos aunque no seamos trotskistas”, expuso González. Su primer proyecto consistiría en pasar la propiedad privada a manos de los trabajadores. “No va a ser posible que sea votado”, admitió.
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