EL PAíS › LOS RADICALES K, LIDERADOS POR JULIO COBOS, RESPALDARON A FILMUS

“Le queremos dar el empujoncito final”

 Por Alejandra Dandan

Un teléfono. Un hombre de traje, un departamento A de un discreto séptimo piso de la Avenida de Mayo. Tres días antes de las elecciones a jefe de Gobierno en la ciudad de Buenos Aires. El hombre levanta el teléfono y habla.

–Hola, sí –dice–. ¡Cobos ya llegó!... Sí, está adentro. Ustedes, ¿cómo vienen? Pesce está a dos cuadras, llega en cualquier momento... Ah, sí. ¿Qué quieren? ¿Café? Si quieren también les hago unos sánguches de milanesas.

A esa hora el Espacio de la Concertación Buenos Aires sumaba invitados de los sectores del radicalismo K cercanos al Gobierno. Detrás del gobernador de Mendoza, Julio Cobos, llegó el jefe de gobierno de Río Negro, intendentes, un conspicuo funcionario del directorio del Banco Central y correligionarios de traje, corbata, más o menos apabullados. En medio de ellos, Daniel Filmus hizo la foto de la Concertación para su campaña y agradeció el apoyo en este tiempo de descuento.

“Ustedes saben que yo puse como condición cuando empecé con la campaña no sacarme fotos con gente con la que no estuviera de acuerdo o no me sintiera bien”, honró a los radicales, después de tomar el micrófono. Y explicó que aquello no lo hace: “Es que me parece que eso es muy cortoplacista”.

El encuentro estaba pautado en la apretada agenda de Filmus para las tres de la tarde. El candidato a jefe de Gobierno porteño había pasado el día de posta a posta; de hablar con un programa en Radio Continental, a evaluar si se presentará tras las elecciones a un posible ballottage, a una conferencia de prensa en el Banco Provincia con Felipe Solá, Daniel Scioli y Romina Picolotti para hablar de medio ambiente. A las tres de la tarde, finalmente, los radicales k se amuchaban en la sala de Avenida de Mayo para esperarlo.

¡Ey!, se escuchó por ahí, bien al fondo. Mientras tanto, dos muchachos se abrían paso en la sala. Con un afiche enrollado bajo el brazo, paso apurado. Entre sillas, sobretodos y cámaras lograron llegar hasta la pared, con cintas y lo necesario para colgarlo: de derecha a izquierda la austera sala de la Concertación tenía sólo dos afiches propios y ninguno de la campaña. A eso iban los dos jóvenes radicales K/Y (de yrigoyenistas). Sobre el muro, desplegaron el letrero con los nombres: de un lado el nombre de Filmus, del otro el de Scioli y en el medio, abajo, en letras grandes, la firma de radical.

Uno de los dos jóvenes K/Y aprovechó el momento para fugarse.

–Pero oíganme –lo llamó un señor más grande–. ¡A ver quién termina de pegar esto acá! ¿¿Eh?? ¡Porque hay que ponerles el pecho a las balas!

Filmus llegó con cara de último día de campaña. Con algún tic más acentuado, pero con la calma de quien, a fuerza de exposición, ha ido ganando batallas. A uno de sus lados se ubicó el recién reelecto jefe de gobierno de Río Negro, Miguel Saiz, y el aún inubicable mendocino Julio Cobos, varias veces nombrado como segundo en la más aún indefinida fórmula a la presidencia.

“Le queremos dar el empujoncito final y desearle el mejor de los éxitos”, dijo Cobos, convertido de prepo y por las circunstancias en el otro, en términos, claro, de candidatos. En el acto pidió al electorado de Buenos Aires que “le dé una oportunidad” al ministro de Educación, pero luego del acto tuvo que responderle a la multitud de cámaras presentes si estaba dispuesto a acompañar, en realidad, a “¿una pingüina o a un pingüino?”.

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Julio Cobos, Daniel Filmus y Enrique “Japonés” García.
Cobos pidió que “se le dé una oportunidad” al ministro.
Imagen: Télam
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