El cuerpo de Juan Alberto “Beto” Osuna, asesinado el 25 de septiembre de 1976, fue identificado y recuperado por sus familiares en Entre Ríos. El hecho fue revelado ayer en una conferencia de prensa en la que estuvieron sus familiares, abogados de organismos de derechos humanos y funcionarios provinciales. “Además de la identificación, se puso en evidencia que era mentira que había muerto en un enfrentamiento”, explicó la abogada Marina Barbagelata.

Rubén Osuna explicó que durante la dictadura la familia había podido averiguar dónde había sido enterrado su hermano: “Nos acercamos a un sepulturero del cementerio municipal, quien nos dijo que un día habían llevado un cuerpo grande y otro chico”. El hombre les mostró el lugar del “cuerpo grande” y ellos colocaron una cruz y una foto. “Cuando decidimos trasladar los restos de mi padre –continuó Osuna– lo buscamos sabiendo que Beto tenía una prótesis de platino, la buscamos y la tenía.” Eso fue en 1981. Desde ese momento, la familia ya estaba convencida de que Beto estaba en ese sitio. La identificación del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) permite establecer la certeza de este hecho y comprobar que fue asesinado. Además, posibilita la identificación de quien sería el otro desaparecido enterrado allí: Carlos José María Fernández.

“Vamos a hablar con la emoción contenida por dentro, ya que se trata del primer entrerriano identificado en Entre Ríos. Eso nos lleva al más alto compromiso de saber qué pasó y dónde está cada uno de nuestros 30 mil desaparecidos”, señaló Guillermo Germano, coordinador del Registro Unico de la Verdad.