La segunda salida al exterior del ex presidente Néstor Kirchner desde que terminó su mandato será bien distinta a la primera, aquella que lo llevó a la selva venezolana integrando la misión internacional que gestionaba la liberación de rehenes en poder de las FARC colombianas. Esta vez será para ir a Nueva York invitado por el Concejo de las Américas.

El viaje, aunque no fue confirmado oficialmente, está programado para el 26 o 27 de marzo y Kirchner viajará acompañado por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. El ex presidente fue invitado a disertar por el Consejo, que reúne a las principales empresas norteamericanas, un lugar que no le es ajeno, ya que asistió todas las veces que fue convocado.

La última vez que estuvo allí fue acompañado por la actual Presidenta, en septiembre del año pasado, cuando ella afrontaba el tramo final de la campaña electoral. En aquella visita Kirchner le dejó el primer plano a su mujer. Cristina habló como candidata a presidenta y en su discurso puso todo el énfasis en resaltar ante los hombres de negocios la previsibilidad de la Argentina y su apertura a recibir inversiones.

Esta vez Cristina Fernández de Kirchner no estará en Nueva York. Para las mismas fechas tiene previsto participar en una cumbre latinoamericana en Cartagena de Indias, Colombia, y posiblemente, de allí extienda su periplo a Haití, para monitorear en persona el trabajo de los Cascos Azules argentinos que realizan allí ayuda humanitaria.

El viaje de Kirchner y Alberto Fernández a Estados Unidos, aunque sean invitados por una entidad privada y no tenga nada de visita oficial, de todos modos, y dado el poder real de los convocantes, quizás pueda enmarcarse en la seguidilla de gestos de acercamiento entre los dos países. Un vínculo que tuvo su último chispazo luego del incidente provocado por la denuncia, ventilada por la Justicia norteamericana, según la cual la valija con casi 800 mil dólares que el empresario venezolano-estadounidense Guido Antonini Wilson quiso entrar al país estarían destinados a financiar la campaña electoral de Cristina.

Argentina juzgó esa jugada como un modo de querer desprestigiar al flamante gobierno de Cristina, cuando ella acababa de comprometerse fuertemente pidiendo la liberación de Ingrid Betancourt, rehén de las FARC, y avalando las gestiones del presidente venezolano Hugo Chávez para lograr un acercamiento con la guerrilla colombiana que facilitara la liberación de rehenes.

Después llegaron los gestos de distensión mutuos y al embajador Earl Wayne se le levantó la veda para que pudiera seguir vinculándose con el espectro político argentino, luego de que fuera acotado a dialogar sólo con la Cancillería.

Si bien hasta anoche nadie en el Gobierno podía confirmarlo, una versión indicaba que una vez en Estados Unidos, el jefe de Gabinete podría reunirse con el encargado de asuntos latinoamericanos de la Secretaría de Estado, Tom Shannon.