Como era de prever, en el Gobierno recibieron con satisfacción la decisión de las cámaras agropecuarias de no convocar a un nuevo lockout, con el que venían amenazando desde el mes pasado. Según pudo saber Página/12, Cristina Fernández recibirá en los próximos días a los ruralistas.

No bien las entidades agropecuarias le pidan una audiencia, la Presidenta la concederá en un lapso breve. Se concretará entonces el segundo encuentro luego del que mantuvieron en la Casa Rosada en abril del año pasado. Cuando los ruralistas anunciaron la postergación de medidas de fuerza, dijeron que estaban dispuestos a encontrarse con la Presidenta “mañana mismo”.

En la misma línea, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, le dijo a este diario que “si las entidades agropecuarias piden una audiencia, seguramente la Presidenta las recibirá”.

El ministro consideró “auspicioso y muy positivo, que las entidades agropecuarias hayan atendido el llamamiento de la Presidenta a estar unidos para afrontar la crisis y lograr un país más solidario y más inclusivo”.

Horas antes, CFK había dicho en un acto en Olivos (ver aparte): “En este momento necesitamos estar más unidos y solidarios que nunca, porque de eso va a depender mucho cómo afrontemos este vendaval”. En boca del presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, la respuesta de los ruralistas fue: “Al haber escuchado a la Presidenta, quien llamó a todos los argentinos a que la ayuden en esta etapa difícil para el país, hemos decidido postergar el anuncio de cualquier tipo de medida de fuerza”.

Si bien en el Gobierno tenían información sobre las diferencias que había entre los dirigentes de cada entidad agropecuaria respecto de una convocatoria a la protesta, la decisión parece haberlos tomado por sorpresa. En la Casa Rosada sabían que los más intransigentes eran los sectores más conservadores de las entidades, encabezados por el presidente de la CRA, Mario Llambías. Y que el más dialoguista parecía ser Carlos Garetto, de Coninagro. En una posición intermedia se encontraban Buzzi y Hugo Biolcati, de la Sociedad Rural.

De todos modos, de acuerdo con los sondeos que hizo Página/12 antes de la conferencia de prensa de los ruralistas, en el Gobierno pensaban que podrían decidir no vender cereales por un par de días.

“Estuvieron bien. Pusieron la pelota en nuestra cancha y se mostraron razonables porque sabían que nuevas medidas de fuerza no iban a tener consenso en la sociedad. Ahora habrá que ver qué es lo que decide la Presidenta”, señaló un funcionario vinculado al tema.

El mismo funcionario entreabrió con cuidado una puerta: “No podemos pecar de ingenuos y perder de vista que algunos de estos directivos rurales tienen claras intenciones de tener un futuro político y, por lo tanto, actúan políticamente. Pero la decisión que tomaron nos coloca en situación para que podamos hablar en serio de los problemas del campo, si es que ellos quieren”.

Tras el anuncio de Buzzi, se abrieron especulaciones sobre si la audiencia que la Presidenta le había concedido al gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, tenía algún vínculo con la decisión de los ruralistas. Esas especulaciones parecieron reforzadas por una frase del propio Buzzi, al depositar “grandes expectativas” en la reunión que horas más tarde tendría Binner con CFK (ver aparte).

Pero de acuerdo a lo que pudo averiguar este diario, el encuentro con Binner respondió a varias aristas, no necesariamente vinculadas con la problemática del campo. Si bien es cierto que el gobernador de Santa Fe le llevó anoche a la Presidenta pedidos para beneficiar a los productores agropecuarios afectados por la sequía, la actitud del Gobierno expresa un posicionamiento político. Concretamente, la Presidenta le quiso mostrar a Carlos Reutemann, senador por Santa Fe, que si él no aceptó su invitación para integrar la comitiva oficial que viajó a España, con el propósito de evitar una foto que los exhibiría juntos, ella no tiene ningún reparo en fotografiarse con Binner, el rival de Lole en su provincia.

A la Presidenta le cayó muy mal que Reutemann no aceptara su invitación, pero mucho más le molestó que él difundiera profusamente el hecho y que lo explicara con el argumento de que aparecer junto a ella, aunque fuera en una situación protocolar, le restaría votos.