EL PAíS › JUAN G. TOKATLIAN
Sensible y ubicado
Lo más seguro es que en los inicios del gobierno de Lula observemos una mayor atención al frente interno más que al externo, y en ese sentido creo que el dato más relevante va a ser la capacidad que él tenga para constituir una nueva alianza productiva que refuerce el proyecto industrial de Brasil y que consecuentemente eso contribuya a mejorar la proyección internacional del país. A su vez, creo que la agenda externa inicial va a ser mucho más económica que política, y habrá que esperar para ver qué tono y qué viraje le imprimirá Lula a su gestión. Los temas de la política internacional irán apareciendo seguramente en una especie de segunda fase del gobierno. Lo fundamental a entender es que Brasil va a aspirar no sólo a consolidar su posición de poder regional influyente, sino que va a procurar convertirse en un actor internacional altamente relevante. En ambos frentes –el regional y el internacional– su agenda será diferente a la de los Estados Unidos y como resultado, probablemente tengamos diferentes temas desde los que se manifiesten fricciones entre Washington y Brasilia. Pero no creo que se produzca ninguna ruptura, sino que EE.UU. va a entender la dimensión de la importancia de Brasil y en algunos puntos va a haber consenso y en otros tantos fuerte disenso. En el ámbito específicamente regional, creo que los cambios más importantes van a darse en la profundización de iniciativas que ya se observaban en el último año de Cardoso. Por ejemplo, un mayor interés en el caso de Colombia, y en ese sentido, creo que Brasil con Lula buscará un mecanismo de evitar una militarización total de la crisis colombiana, y puede liderar alguna guía diplomática alterna a este tema. El otro tema importante va a ser mirar al Mercosur, no ya sólo como un instrumento comercial, sino como un recurso político que le permita negociar desde una posición de mayor poder relativo su relación con Estados Unidos. En el caso de la Triple Frontera, aunque se argumente que los problemas que se derivan de esa zona competen a tres países, de hecho las manifestaciones de mayor inestabilidad y falta de control y pérdida de presencia soberana de un Estado se dan en Paraguay. En esa dirección Brasil no va tolerar que en esa zona se instale un problema de terrorismo que pueda generar inestabilidad en la región, y por tanto va a haber una correspondencia fuerte con Argentina. Veremos un Brasil mucho más sensible a colaborar para eludir el hecho de que en una zona limítrofe se produzca un foco de inestabilidad que a su vez afecte las relaciones con Estados Unidos.