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Más que pandemia, la gripe porcina lleva al mundo al nivel del pandemonium. México pasó para el resto del planeta a ser una especie de leprosario. Cuba declaró la emergencia sanitaria para evitar cualquier contagio y fue el primer país en adoptar una medida de frontera al suspender todos los vuelos con México durante 48 horas; España, que anunció el envío de 1,3 millón de euros de ayuda al país azteca, ya confirmó dos casos en su territorio; Estados Unidos notificó 40; y México, considerado el epicentro de la enfermedad, contabilizó oficialmente 26 casos, de los cuales 7 resultaron mortales. También Canadá notificó 6 casos, ninguno mortal. Costa Rica confirmó dos casos; Gran Bretaña detectó otros dos; Israel confirmó uno; Nueva Zelanda, tres; mientras que ni muertes ni confirmaciones, Francia, Alemania, Austria, Suiza, Dinamarca, Suecia, Irlanda, Holanda; también Hong Kong, Corea del Sur, Australia; y Brasil, Colombia, Chile y Perú, informaron oficialmente casos sospechosos. Según la Organización Mundial de la Salud, en el mundo se registraron hasta ayer 79 casos confirmados. En los aeropuertos del mundo, por las dudas, se desató la instalación de cámaras térmicas para detectar temperaturas febriles, aunque están desaconsejadas por inútiles por la OMS.

De todos modos, las cifras, como la gripe porcina, están en constante movimiento. Por las dudas, Cuba, que no registra ningún caso comprobado ni sospechoso, decretó la emergencia sanitaria e interrumpió los vuelos por 48 horas con México, país que curiosamente se había opuesto al embargo a la isla caribeña. El viceministro de Salud cubano, Luis Estruch Rancaño, anunció que “no se ha producido hasta el momento un solo caso de influenza porcina ni existen pacientes sospechosos de la enfermedad ingresados en centros asistenciales. Peligro sí hay, pero el país está tomando ya las medidas pertinentes”. Y las medidas pertinentes consistieron en la interrupción del tránsito aéreo a y desde México y el estado de emergencia sanitaria. “Nos preparamos desde hace cinco años para combatir la influenza aviar”, y llamó a la higiene personal y a que los turistas registraran los sitios de alojamiento a fin de mantener un seguimiento.

La ministra de Sanidad española, Trinidad Jiménez, anunció ayer un segundo caso en la península ibérica, un hombre que regresó de México y “está en observación” y “evoluciona favorablemente”. España tiene otros 32 casos catalogados como sospechosos, que “no revisten gravedad y que responden bien al tratamiento”.

El presidente estadounidense, Barack Obama, exhortó a mantener la calma a los habitantes y a no caer en la alarma y anunció que distribuirá 11 millones de tratamientos antivirales tomados de las reservas federales de medicamentos para ayudar a los Estados afectados. Advirtió “sobre los riesgos de viajar a México”. En California, el gobernador Arnold Schwarzenegger decretó el estado de emergencia sanitaria. En ese estado del oeste, la gripe porcina fue confirmada en once personas, pero el propio Arnold se encargó de anunciar que las dos muertes que se achacaban a la epidemia resultaron negativas.

En total, en Estados Unidos, cinco estados registraron casos confirmados: Nueva York (con 28 alumnos de una escuela privada afectados), Ohio, Kansas, Texas, además de la mentada California. En Canadá, con seis casos confirmados, tiene dos en la provincia de Columbia Británica, al oeste del país, y cuatro en Nueva Escocia, al este; y otras doce personas fueron aisladas por sospecha en hospitales de la provincia de Ontario.

El ministro de Salud escocés, Nicola Sturgeon, anunció que una pareja, que viajó a México para su luna se miel, había sido confirmada con el contagio y estaba recuperándose bien. A su vez, el ministro británico de Sanidad, Alan Johnson, señaló que las autoridades investigan 17 de 25 posibles casos en el Reino Unido, mientras que los ocho restantes fueron descartados.

En Israel confirmaron un caso, el de Tomer Vajine, de 26 años, que había sido hospitalizado el domingo a la mañana en Netanya, al norte de Tel Aviv, tras regresar de México. Un segundo caso fue confirmado horas después en un hombre de 49 años, indicó la radio militar israelí.

En Nueva Zelanda, la presencia del virus se confirmó en al menos tres personas que formaban parte de un grupo de 25 de un colegio de Au-ckland que habían sido puestos en cuarentena a su regreso de México. Las autoridades piensan que, en total, son diez los que podrían haberse contagiado. Otras 56 personas están en observación.

Por último, en Costa Rica, el presidente del Congreso de Costa Rica, Francisco Antonio Pacheco, pidió a los legisladores que evitaran los besos y los apretones de manos para saludarse y propuso que esta medida preventiva se convirtiera en “hábito nacional”. Sin o con su intervención, de todos modos, en ese país se registraron dos casos confirmados.

La alarma que se disparó alrededor del mundo motivó prevenciones sanitarias lógicas, pero también marchas y contramarchas absurdas. Así, la Organización Mundial de la Salud, que había dispuesto el alerta 4 (confirmación de contagio entre humanos), informó que por el momento “no recomienda ninguna restricción de los viajes ni el cierre de fronteras”. Y la propia Comisión Europea consideró como “prematuro” limitar los viajes a los países afectados. La advertencia fue desoída. También la de instalar cámaras térmicas para detectar fiebre en los pasajeros. La medida, cuasi policial, fue declarada como inútil por la propia OMS.