La gestión coordinada del juez federal Daniel Rafecas y los ministerios de Seguridad y de Desarrollo Social, permitieron el desalojo de una hectárea aledaña a Ciudad Oculta sin necesidad de pegarle palos a nadie. Allí funcionará ahora un cuartel de bomberos de la Policía Federal, para que el Estado vuelva a ocupar los espacios abandonados que ocupó una pequeña mafia vecinal. La enorme confusión del relato mediático permitió que luego de varias semanas de tensa atracción pública, aún no se sepa que ese escenario no es el club Albariño, que está a diez cuadras, sino un anexo donde la actividad fue siempre escasa. En la villa viven 20.000 personas y hace tres años que la ausencia del Estado porteño es absoluta. La demanda de tierra y vivienda sólo se satisface con ocupaciones hacia los cuatro puntos cardinales, como la que concluyó con el año 2010 o la que comenzó con el 2011. La detención de los jefes de la organización que lucra con esa situación provocó la salida espontánea de los ocupantes. El lunes por la tarde sólo quedaban tres hombres, dos mujeres y cinco pibes. Rafecas prefirió esperar un día más y el predio se vació sin necesidad de una sola bomba de gas. Por cierto, casos similares se repetirán si el problema de fondo, que no es la inmigración sino el manejo del suelo urbano, no se encara de una vez por todas. También prosiguieron las causas judiciales paralelas por el asesinato de Mariano Ferreyra, por el corte de vías en Avellaneda y por los destrozos en Constitución. El partido “Obrero” aclaró que su líder Néstor Pitrola no participó en las negociaciones en el ministerio de Trabajo y que ya no es empleado de la Legislatura porteña. Contra la presunción de los obreristas, la Cámara de Apelaciones confirmó los procesamientos y negó las excarcelaciones de los siete miembros de la patota de José Pedraza, quien podría ser llamado a indagatoria. En cambio recuperaron su libertad los detenidos del partido “Obrero” detenidos por el corte en Avellaneda. A partir de mañana se incorporarán a la planta ferroviaria los trabajadores tercerizados de la línea Roca, salvo aquellos que realizan tareas de seguridad y limpieza de baños. Según el ministerio de Trabajo, como este último sector no era formal, los obreristas incluyeron en la lista a numerosos cuadros partidarios a los que ahora pretenden incorporar a la planta permanente.