Desde Río Gallegos

El Día de la Militancia, en el que se conmemora el regreso de Juan Perón a la Argentina tras 18 años de exilio, fue la excusa para que la plana mayor del justicialismo coincidiera ayer en Río Gallegos con el fin de homenajear al ex presidente Néstor Kirchner, algo que muchos de ellos no habían podido hacer tres semanas antes, en el primer aniversario de su muerte, debido a la decisión de la Presidenta de preservar esa ocasión para familiares e íntimos. Así, buena parte de las principales figuras del justicialismo visitaron por primera vez el mausoleo donde descansan los restos del que coincidieron en calificar como “el mejor de los militantes”.

Con algo de retraso fueron llegando, durante la mañana, los aviones que traían a los asistentes, buena parte desde la ciudad de Buenos Aires pero también desde otras provincias: la base de operaciones fue el Hotel Patagonia, donde se concentraron y algunos de ellos hablaron con la prensa antes de partir en un micro rumbo al cementerio de Río Gallegos.

“Kirchner, con su militancia, nos ha dado un ejemplo de vida, ha sido el dirigente que le ha devuelto la política al pueblo, le ha sacado el poder a las corporaciones y le ha devuelto las esperanzas al pueblo”, lo definió el titular de la bancada de diputados nacionales del Frente para la Victoria. El ministro del Interior, Florencio Randazzo, en tanto, sostuvo que “se podrá estar a favor o en contra de ciertas cosas, pero nadie podrá discutir que Néstor Kirchner ha sido un gran militante”.

A continuación, fueron a visitar el mausoleo, donde los esperaba para recibirlos Máximo Kirchner, junto a su mujer Rocío. Allí se hizo entrega de una serie de ofrendas florales ante la representación de la Argentina que hay fuera de la bóveda, una en nombre de cada provincia, además de otra por parte de los legisladores y una de los representantes del movimiento obrero.

Una vez adentro, escucharon un responso por parte del cura Juan Carlos Molina, sacerdote de Caleta Olivia que también participó, hace poco más de un año, de la misa que precedió al sepelio del ex presidente. Las palabras, que hicieron énfasis en el espíritu militante de Néstor Kirchner, lograron arrancar lágrimas a algunos veteranos dirigentes que no son muy propensos a emocionarse.

“Siempre lo recuerdo a Néstor entre la gente, y militancia es eso: estar entre la gente”, dijo Molina, que también resaltó el papel de la juventud en el proceso político que se inauguró en los últimos años y trazó un paralelismo entre una semilla que muere para permitir que se reproduzcan las flores y el rol que tuvo Kirchner en la revitalización de la política.

Ya de regreso en el hotel, los asistentes participaron de un almuerzo frugal que fungió como reunión del Consejo Nacional Justicialista aunque “formalmente no sesionó”, tal como había anticipado Página/12. A unas breves palabras introductorias del anfitrión, Daniel Peralta, siguió un más breve todavía discurso de Daniel Scioli, mientras los comensales degustaban una entrada de paté y el consabido corderito patagónico. Por último, Jorge Capitanich leyó el texto que había preparado, que fue aprobado, sin cambios, por aclamación de los presentes. La retirada fue tan presurosa (los aviones debían llevarlos a cada uno de regreso a su provincia), que ni siquiera comieron postre.

Tras una breve conferencia de prensa, y antes de regresar al aeropuerto, se hicieron tiempo para pasar por el monumento al ex mandatario que se inauguró en el barrio El Carmen de esta ciudad, a metros de donde funciona la unidad básica Los Muchachos Peronistas, desde la cual Kirchner forjó su carrera política. Es cierto que el tiempo apremiaba pero pocos entre los asistentes se privaron de tomarse, como recuerdo, una foto junto a la réplica del líder.