Domingo, 25 de octubre de 2015 | Hoy
Por Mario Wainfeld
Once provincias eligen gobernadores, intendentes y autoridades legislativas. Todos los ejecutivos se dirimen por simple pluralidad de votos: no hace falta llegar a mayoría, la primera minoría gana.
Son Buenos Aires, Catamarca, Chubut, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, Misiones, San Luis, San Juan y Santa Cruz. Hay información más detallada en páginas siguientes de esta edición.
Buenos Aires es, por lejos, la más poblada y gravitante en el total nacional: habita allí un largo 37 por ciento del padrón nacional, designa 35 diputados.
Santa Cruz, la menos poblada con el 0,74 por ciento de los argentinos inscriptos, atrae por ser la patria chica de la Presidenta y por las candidaturas de la ministra Alicia Kirchner a gobernadora y de Máximo Kirchner a primer diputado nacional.
Diez de los once distritos responden al Frente para la Victoria (FpV). La excepción es San Luis, el feudo de los hermanos Rodríguez Saá. Hoy día, Alberto irá por la gobernación.
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Buenos Aires es central, siempre. El gobernador Daniel Scioli, como se apunta en la nota central, debe aspirar a mejor los resultados de las PASO. En todas las disputas como esta se debate si la boleta presidencial “tira para arriba” a la de gobernador o si puede ocurrir al contrario. En esta ocasión se ha divulgado mucho una versión: la vicejefa de Gobierno María Eugenia Vidal, la candidata de Cambiemos, mejora las chances de Mauricio Macri en un distrito adverso. Y, en cambio, el jefe de Gabinete Aníbal Fernández achica las perspectivas de Scioli. Los números del escrutinio darán la respuesta.
En las primarias no fue factible “medir” a Fernández porque compitió contra el diputado Julián Domínguez. Pero tanto Vidal como el diputado Felipe Solá, quien lleva los colores de Sergio Massa consiguieron guarismos muy parecidos a sus presidenciables.
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Santiago del Estero y Corrientes tienen un calendario diferente al resto de las provincias ya que lo alteraron sendas intervenciones federales. Sus habitantes se expidieron con anterioridad ratificando a los oficialismos locales.
En nueve de las once provincias que eligieron en 2011 también hubo convalidación de las fuerzas de gobierno. Solo dos cambiaron: Mendoza pasó del FpV al radicalismo y Tierra del Fuego de una fuerza provincial al kirchnerismo. O sea, por ahora el score da 11 a 2 a favor de los locales... casi nada. Como el peronismo de San Luis es imbatible, el FpV solo podría ilusionarse, en el mejor de los casos, con conservar sus posiciones. Es bien factible, a la luz de las PASO que lo consiga en la mayoría aunque no en todas.
Por lo pronto, en La Pampa no hay un candidato kirchnerista “del palo” porque el senador Carlos Verna les ganó una interna peronista peculiar y su boleta irá junto a la Scioli. O sea, bien puede haber otro mandatario justicialista hasta 2019 pero no será “K”. Dada la idiosincrasia de Scioli y de Verna no suena que eso augure conflictos ni antagonismos, al menos de movida.
Otro bastión peronista en riesgo es Jujuy. El senador radical Gerardo Morales encabeza una coalición pluripartidista que engloba a toda la oposición nacional y quedó primera en las PASO para diputados. Los boinas blancas se ilusionan con prevalecer en un territorio históricamente peronista. El gobernador Eduardo Fellner se juega una parada brava.
Chubut es otra provincia disputada entre su líder local, el peronista Mario Das Neves y Martín Buzzi, que era su delfín en 2011. Buzzi ganó penando la elección al FpV (lo que fue un sorpresazo por la estrechez del margen) y luego se sumó al oficialismo nacional. La puja aparece reñida.
En un primer vistazo esos parecen los territorios más disputables aunque la verdad solo se devela cuando se cuenta el último voto.
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Se habló de lo fatigosa y hasta disfuncional que fue la seguidilla de elecciones locales. El cuestionamiento debe analizarse sabiendo que el cronograma es expresión del federalismo. El calendario local es determinado por las constituciones o leyes provinciales y en parte por la decisión de quienes los gobiernan. A quienes se oponen a un oficialismo nacional con arrastre los seduce “desdoblar” los comicios del terruño: eso han hecho casi todos los que tienen administraciones de “la opo”. Los del FpV se tientan con el arrastre que puede tener la fórmula presidencial. O sea, cada pago define sus reglas y sus fechas, lo que es legal. Y deseable más allá de las contrapartidas, opina este cronista asumiendo que todo es discutible y que toda polémica de buena fe es saludable.
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