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Por A. M.

“Yo puedo asegurar que no hubo ningún francotirador, como se le quiso vender a la gente, yo estuve ahí y lo viví. Los disparos vinieron del lado de los policías.” Iván Clemenco tiene 33 años y es fotógrafo profesional, free-lance. El 20 de diciembre de 2001, minutos después de las cuatro de la tarde, vio morir al motoquero Gastón Riva, en medio de la feroz represión con que Fernando de la Rúa abandonó el poder. “Con esto los paro”, escuchó decir a los policías antes de disparar. En esas esquinas de Avenida de Mayo y 9 de Julio murieron también el ciclista Diego Lamagna y el militante Carlos “Petete” Almirón.
Era el tramo de la investigación de la masacre que menos había avanzado, hasta que un camarógrafo aportó un video. Allí se veía a un fotógrafo, Clemenco, y la viuda de Riva, María Arena, junto con los abogados del CELS no descansaron hasta encontrarlo. Declaró en la causa, aportó sus fotos como prueba (las dos inferiores que ilustran esta nota) y su testimonio contribuyó a determinar la responsabilidad del procesado oficial Víctor Manuel Belloni (foto superior), de la Comisaría 4ª, que apuntó con su Itaka y disparó sobre los manifestantes.
–¿Qué hizo aquel 20 de diciembre?
–Era chofer de la línea 98, cuando dejé el colectivo fui a casa a buscar la cámara y volví al centro. Ayudé a salir a una señora muy nerviosa que lloraba en el piso, bajo una lluvia de gases lacrimogénos, en Avenida de Mayo y Lima. Era una batalla campal entre la policía y los manifestantes, que querían llegar a la Plaza de Mayo. La policía los dejaba pasar y luego los reprimía con gases y balas de goma. Me fui metiendo y empecé a sacar fotos desde ambos lados. Tenía los ojos hinchados por los gases, me escondía en los zaguanes para hacer las fotos. Algunos policías estaban muy agresivos, alterados y nerviosos. Trataban de agarrar a algún manifestante para detenerlo. Fui caminando por Avenida de Mayo, adelante mío estaba la línea policial, la mayoría con camisas blancas y varios tenían Itakas.
–¿Cuándo vio a Gastón Riva?
–En ese momento pasa un pibe al lado mío en una moto con un acompañante. Ahí escuché del lado de la policía “con esto los paro” y el ruido de un disparo más fuerte de lo normal. Inmediatamente ese pibe cae al costado de la moto, miré y a la izquierda otro sale corriendo agarrándose el cuello y cae sobre la vereda. Atendí al que había caído de la moto, mientras todos corrían para resguardarse de la represión que volvía. En segundos vino el compañero que estaba con él en la moto, un muchacho que se había subido, ni se conocían, pero se desesperó por atenderlo. Le levanté la remera y vi que el tiro lo tenía al lado del corazón. El muchacho le decía “vamos, vamos, levantate que son balas de goma”. Gastón le llegó a responder unas palabras, mientras yo saqué fotos. No tenía posibilidad de vida, se estaba ahogando en su sangre. El muchacho salió a buscar una ambulancia, se había juntado más gente. Y vi el momento en que murió. Estuvo unos quince minutos ahí, y la ambulancia se negó a entrar porque decía que la policía estaba muy agresiva. La gente llevó a Gastón a 9 de Julio e Yrigoyen, pero ya estaba muerto. De reojo vi que otras personas atendían a Diego Lamagna, en la vereda. Finalmente las ambulancias se los llevaron pero estaban muertos hacía varios minutos.
–¿Cómo supo que dispararon con balas de plomo?
–En ningún momento pensé que podían estar tirando plomo, hasta que le levanté la remera a Gastón y me di cuenta de que la bala le había penetrado el pecho. Se había escuchado ese disparo fuerte y cayeron los dos, yo quedé en el medio de los disparos.
–¿Qué puede decir de la presencia de un supuesto francotirador?
–Yo puedo asegurar que no hubo ningún francotirador, como se le quiso vender a la gente, yo estuve ahí y lo viví. Los disparos fueron desde el lado de los policías apostados en la calle.