EL PAíS
De la ayuda al apriete
El 23 de abril de 2001, hace casi un año, el todavía flamante presidente norteamericano George W. Bush estaba dispuesto a “ayudar a la Argentina” y hasta no descartaba “un acuerdo bilateral”. Luego desmintió los dichos de los desesperados funcionarios delarruistas, que interpretaban cualquier gesto como un regalo, y afirmó que “es demasiado temprano para tomar una decisión, los Estados Unidos no están considerando en este momento una ayuda bilateral”.
Para principios de julio, Bush decía que “si De la Rúa sigue empujando por reformas logrará calmar la situación y crear una plataforma para el crecimiento. Estamos siguiendo muy de cerca el tema del contagio y no creemos que vaya a ser contagioso aun si las cosas no suceden como esperamos”. En el mismo discurso elogió el acuerdo con los gobernadores. Hasta dijo que era “un paso en la dirección correcta”.
Pero hacia mediados de enero de este año, Bush hablaba otro idioma. “Si Argentina tiene un plan, habrá apoyo”, afirmó, en línea con el FMI. Todavía agregaba que “Estados Unidos tiene confianza de que Argentina superará los problemas. Es un signo alentador que el presidente (Eduardo) Duhalde, al asumir la Presidencia expresó el deseo de seguir adelante con el establecimiento del ALCA”. El tejano, sin embargo, aclaraba que “debe reforzar su compromiso con el libre mercado. Los atajos hacia las medidas sólo conducen hacia más problemas. Las medidas a medias no disminuyen el dolor, sólo lo prolongan”.