EL PAíS › SEGUN MATA, LA PELEA ES POR CONTROLAR LA EMPRESA
“Ya no hablan de salarios”
Por Raúl Dellatorre
El titular de Aerolíneas Argentinas, Antonio Mata, ofreció ayer la reincorporación de todos los despedidos si los gremios de técnicos y pilotos se avenían a trabajar para garantizar, al menos, el servicio mínimo de vuelos. La jugada pretendió montarse en la intimación que, horas antes, había formulado el gobierno nacional a los dos gremios en conflicto para que acataran la conciliación obligatoria bajo apercibimiento de solicitar la suspensión de la personería gremial (la representación colectiva) ante la Justicia en caso contrario. Frente a la asamblea conjunta que se iba a realizar en horas de la tarde, la empresa intentaba quebrar el frente gremial. No pudo, pero el resultado tampoco sorprendió a las autoridades de la empresa. “Ultimamente, de lo que menos hablan es de salarios; esto tomó otro tipo de connotación: los dirigentes sindicales han pedido que el accionista principal se marche, o en su defecto que el Gobierno avance en quitarles el control a los legítimos propietarios de Aerolíneas”, disparó Antonio Mata en rueda de periodistas.
El servicio mínimo exigido a Aerolíneas es cumplir, aproximadamente, con el 50 por ciento de los vuelos programados de cabotaje y el 75 por ciento de los internacionales. Con el reducido número de mecánicos y pilotos que se presentaron a trabajar, el martes cubrió un servicio de emergencia de 34 vuelos (5 de Aerolíneas y 29 de Austral), casi en su totalidad de cabotaje. “Cada vez son más los trabajadores que se adhieren a hacer las tareas”, aseguró el empresario español. Dispuesto a no dar el brazo a torcer –“no podemos ofrecer pagar lo que no hay, nos llevaría al fracaso y a la quiebra”–, Mata considera “difícil evaluar hasta cuándo puede seguir el conflicto, pero está claro que ha ido demasiado lejos. Es de una insensatez que no tiene soporte”.
El presidente de Aerolíneas se niega a hablar de la responsabilidad de Ricardo Cirielli, el subsecretario de Transporte Aerocomercial que es, a la vez, secretario general del principal gremio en conflicto. Pero rechaza que el Gobierno esté acompañando pasivamente la huelga. “Claro que no, tomó las medidas disciplinarias que corresponden, dictando una resolución que responde a una manifestación de desobediencia civil: ya no es sólo un paro contra la compañía, sino un desaire al Gobierno al desacatar la autoridad laboral”, respondió. Aunque deslizó una crítica al Gobierno: “Una resolución de esas características debió tomarse antes, apenas el gremio incumplió con el servicio mínimo”.
“Nosotros no nos sentimos intimados”, dice Mata respecto de la resolución oficial, pese a que la cartera laboral también intimó a la empresa a garantizar los servicios mínimos. “Al contrario, sentimos que nos están diciendo: lo que están haciendo, háganlo”, dice en referencia a los despidos contra los trabajadores que no se presentan a cumplir con dichos servicios.
Mata aseguró que, en el actual contexto de tarifas y costos, es imposible cumplir con la demanda salarial de los gremios en conflicto. “La compañía está haciendo frente a aumentos de los carburantes (combustible) del 140 por ciento en los últimos tres años, muchas rutas están volando a pérdida, y si no fuera por las utilidades en los vuelos internacionales ya estaríamos muertos, enterrados y oliendo a cadáver”, graficó sin cuidar las formas.
Mata recordó que el Ministerio de Trabajo fue el que propuso volver a un acuerdo por 30 días, con pago de una suma no remunerativa, para reabrir la negociación salarial. “En ese momento pensé que íbamos a recibir algo de parte del Gobierno, no sé si una suba de tarifas, que nos hubiera permitido analizar una mejora salarial; pero los gremios rechazaron la conciliación y fueron al conflicto”, repasó Mata.
Ahora, la perspectiva es de mayores turbulencias. Y sin pista de emergencia a la vista.