–¿Qué siente hacia la Armada hoy?

–Quiero dejar a salvo la institución, que se ha fortalecido con el caso de Trelew. Doy fe de que en los doce años que participé en la Armada, veo un esfuerzo constante y un sacrificio enorme por parte de los suboficiales. No me arrepiento de haber entrado a la Armada. Se hizo un saneamiento de un sector que no se había hecho en veintitrés años. Trato de ser objetivo y focalizarlo como un hecho concreto. Esto que pasó había que erradicarlo. Nadie se animó. Nadie quiso. Fueron cómplices.

–¿Se sintió acompañado por el Gobierno?

–Sí, la ministra de Defensa fue la única que me felicitó junto con todo su equipo. Pero no pensé que iba a quedar tan solo. Hoy me siento despojado de la Armada. Yo tengo honor como hombre y como militar. Siento que tengo toda la Armada encima. Mis pares con honor me felicitan, pero los superiores que se ven constreñidos por el sistema me hacen sentir como una oveja negra. Mi única motivación para hacer esta denuncia fue personal. Estas cosas no tienen que pasar más en la Argentina.