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Las bandas de Gendarmería, con la música a otra parte

El Ministerio del Interior dejó cesante al jefe de Bandas porque una de ellas participó en un acto con Baseotto. Sanciones para otros tres gendarmes.

El Ministerio del Interior dejó cesante al jefe del Servicio de Bandas de Gendarmería, el comandante mayor Hernán Walter Barrientos, después de que una banda de esa fuerza animara la procesión de los ultraconservadores católicos, antes de la misa que ofició el cuestionado obispo castrense Antonio Baseotto el domingo pasado. En Gendarmería dicen que los músicos “no tenían idea de adónde iban”. Pero Barrientos fue reprendido por no intervenir debidamente en la tramitación de la solicitud presentada por el grupo auspiciante. Según afirmaron fuentes del ministerio a Página/12, “se trató de un acto privado, como si llevaran a tocar a la banda a un casamiento de un amigo”.

Barrientos no fue el único castigado. El Ministerio de Interior informó a través de un comunicado que también fueron sancionados disciplinariamente otros dos oficiales superiores (con 8 días de arresto) y un subalterno. En suma, fueron reprendidos el secretario general de la fuerza, comandante mayor Carlos Alberto Villarreal; el director de Recursos Humanos, comandante mayor William Nieto, quien firmó la autorización de la concurrencia de la banda de música al acto y el jefe de la Banda de Música de la Región I de Campo de Mayo, segundo comandante Miguel Angel Yánez.

Las represalias fueron ordenadas por el jefe de Gendarmería Nacional, comandante general Héctor Schenone, quien fue instruido por el ministro del Interior, Aníbal Fernández. La noticia, difundida por Página/12 el lunes pasado, puso en pie de guerra al ministerio que, aunque estaba al tanto del acto de Baseotto no sabía que la Banda de la Gendarmería Nacional iba a participar.

El Gobierno mantenía el conflicto con el obispo castrense con perfil bajo, pero la tensión reapareció luego de que el domingo pasado Baseotto oficiara una misa “privada” para el Círculo de Formación San Bernardo de Claraval, como cierre de las jornadas organizadas en la Villa Marista, donde se debatió en torno de una refundación de “la estética católica”.

El encuentro fue promovido por la revista Cabildo, órgano de los fascistas locales y la librería Santiago Apóstol. Aunque la intención era celebrar la misa en la Basílica de Luján, a último momento hubo un cambio de planes y la ceremonia fue oficiada en la capilla de la Villa Marista, desde donde partió una procesión que fue recibida en la plaza de la Basílica por la Banda de la Gendarmería Nacional. Según se supo más tarde, fue un antiguo aliado de Baseotto, el arzobispo de Luján Rubén Di Monte, quien le negó la catedral para oficiar la misa como estaba previsto. Desde el Gobierno consideran que el capellán ocupa un lugar “marginal” dentro del clero católico, al que sus seguidores criticaron diciendo que “lamentablemente, así como el dragón rojo, el comunismo, se va enseñoreando de nuestra patria, también va tomando parte de nuestra iglesia”.

Informe: Emilio Ruchansky.

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La banda de música de la Región I de Campo de Mayo participó de una procesión de ultraconservadores.
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