Miércoles, 4 de octubre de 2006 | Hoy
El encuentro se realizó en la sede del Arzobispado. Los senadores radicales fueron a mostrar su preocupación por las reformas constitucionales en las provincias. “No son los primeros que vienen”, los recibió Bergoglio. El kirchnerista Pichetto consideró “provocadora” la actitud del arzobispo.
Por Eduardo Tagliaferro
“No son los primeros que vienen”, dijo, como al pasar, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, a los senadores del radicalismo que le habían pedido una reunión para transmitirle su preocupación por la avanzada que el oficialismo lleva adelante en varias provincias para lograr distintas reformas constitucionales que habiliten la reelección de sus gobernadores. Durante cerca de 40 minutos, Bergoglio escuchó las quejas de los radicales Ernesto Sanz, Gerardo Morales y Juan Carlos Marino. El jefe de la bancada oficialista en la Cámara alta, el rionegrino Miguel Angel Pichetto, criticó con dureza el encuentro y no dudó en sostener que Bergoglio tuvo “una nueva actitud provocadora hacia el gobierno nacional”.
Antes de que los radicales ingresaran a la sede del Arzobispado porteño, adentro estaba un grupo de legisladores porteños. Los periodistas que hacían guardia frente a las oficinas de Bergoglio pudieron ver cómo el arzobispo acompañaba a la macrista Gabriela Michetti. No bien percibió la presencia periodística, Bergoglio se retiró hacia sus oficinas. En el caso de los legisladores porteños, la preocupación que éstos le transmitieron fue por la ley de educación sexual de la ciudad de Buenos Aires.
Entre los radicales, fue el jujeño Morales el de mayor protagonismo. Además de transmitirle les críticas que ya le había acercado al obispo de San Salvador de Jujuy, Marcelo Palentini, Morales le llevó a Bergoglio una carpeta con recortes sobre la reforma constitucional que impulsa el gobernador Eduardo Fellner. También criticó al gobierno nacional por “tener una metodología de poder sin límites que termina lesionando las instituciones”. Morales se detuvo en algunos hechos recientes, como la reforma al Consejo de la Magistratura y la delegación de facultades legislativas en el Ejecutivo.
Bergoglio relativizó sus críticas al presidente Kirchner y se limitó a señalar que “el trípode de la división de poderes tiene que funcionar adecuadamente”. Bergoglio puso el acento en el proceso de toma de decisiones. Destacó lo importante que es llegar a ellas luego del diálogo y consenso. Sobre el caso concreto de Jujuy, el arzobispo se limitó a señalar que había hablado con el obispo Palentini y con el obispo de Humahuaca, Jesús Olmedo. La preocupación del radicalismo está puesta en los vaivenes de Palentini. Destacan que luego de oponerse a la reforma de Fellner, terminó apoyándola, luego de haber recibido un subsidio de 200 mil pesos para el arreglo de la Iglesia San Francisco en la capital jujeña.
Apenas finalizó el encuentro entre Bergoglio y los senadores radicales, se conoció la crítica del jefe de los senadores oficialistas. Además de calificar como “provocadora” la actitud de Bergoglio, Pichetto precisó que el sacerdote “está repitiendo una historia conocida que pasa por alejar a la Iglesia de su función pastoral para intentar convertirla en un partido político de oposición”. En esta línea señaló que “la idea de transformar a la Iglesia y su principal prelado en una tribuna que permanentemente descalifique al gobierno de los argentinos es tan irresponsable como si se pretendiera trasladar a toda la institución eclesiástica las acusaciones que pesan sobre algunos de sus miembros”. Pichetto también consideró “lamentable la actitud de los senadores de la UCR de ir a plantear ante las autoridades de la Iglesia que no existe calidad institucional en la Argentina cuando en el Parlamento está garantizando el debate político”.
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