Sábado, 30 de diciembre de 2006 | Hoy
Sentada en un banco de la plaza de Escobar, Julia More, de 66 años, desafía el sofocante calor de la tarde y sus propios problemas de salud mientras espera que llegue la marcha por la aparición de su hijo, Luis Gerez. “Vine porque quiero estar con los compañeros de mi hijo”, le dice a Página/12 rodeada de parientes y asistida por personal del Centro de Protección de los Derechos de las Víctimas. “Quiero una pista de que está vivo, así puedo estar más tranquila. Si no pasan demasiadas cosas por mi mente...”, expresa y una lágrima le recorre el rostro. Horas más tarde, no pararía de agradecer a las chicas que lo encontraron.
–¿Alguna vez imaginó que esto le podría pasar?
–Nunca, porque detrás de él, de todos sus militantes hay amigos y compañeros de verdad. Pero no quiero descartar que en medio de todo ese grupo no haya algún traicionero. Todo hay que pensar.
–¿Le tenía miedo a Luis Patti?
–Cuando pasó eso del Congreso le dije que tuviera cuidado. Pero él me respondía que no tenía miedo “a nadie, porque ando con personas sanas y buenas. Y en la política no hago cosas malas”.
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