Jueves, 14 de junio de 2007 | Hoy
Para entrar a la fiscalía, el joven imputado en el abuso y asesinato de su madre debió atravesar una multitud de cronistas, fotógrafos, cámaras y movileros. A partir de su declaración deberá llamar a otros testigos para verificar o desechar sus imputaciones.
Por Raúl Kollmann
“¿Sos inocente?”, “Facundo, ¿mataste a tu mamá?”, “¿Cómo estás?”. Estas preguntas y decenas más le iban gritando a Facundo Macarrón en el breve tramo que tuvo que recorrer desde el auto en el que llegó hasta la estrecha escalera que sirve de ingreso a los tribunales de Río Cuarto. El joven fue sometido a semejante hostigamiento pese a que se podía haber armado un vallado policial e incluso se habría podido utilizar una especie de garaje del subsuelo, en el que es difícil maniobrar, pero que permitía un acceso adecuado a la fiscalía. El cuadro se completó con gente que se caía, gritaba, cámaras que golpeaban y acoso con micrófonos a personas que no eran las que se creía que eran. “¿A mí me preguntan? Si yo no tengo nada que ver”, se asombraba una mujer que pasó delante de Tribunales con un auto y, en verdad, se paró a curiosear. Ya adentro, el joven respondió durante más de seis horas a las preguntas del fiscal Javier Di Santo, quien lo acusa de homicidio y abuso sexual, aunque en grado de sospecha leve. Teóricamente, el fiscal tiene diez días para resolver, pero con la declaración de ayer es casi seguro que se abrirán las puertas para que Di Santo convoque a otros testigos que corroboren o desmientan lo que señaló el joven.
Facundo llegó al edificio de los tribunales a las 16.20 acompañado de su padre, Marcelo, de la abogada riocuartense Soledad Nieto y del letrado en lo civil, Gustavo Liebau. El principal defensor del joven, Marcelo Brito, había llegado un rato antes. En diálogo con Página/12 explicó su postura: “No hemos accedido a las fojas que fueron incorporadas durante los veinte días que duró el secreto de sumario. Pero no nos importa. No necesitamos ver eso, Facundo no lo necesita para defenderse de esta acusación absurda, totalmente sin fundamento. No puede haber ninguna prueba de un hecho en el que Facundo no participó jamás. Por otra parte, esto está tan desvirtuado que me enteré de la citación por los medios de comunicación”.
El fiscal se encuentra con obstáculos que por ahora no puede trasponer:
- El análisis genético realizado por el Ceprocor permitió establecer el linaje masculino de las células encontradas en la vagina, la vulva, el cinturón de la bata –con el que ahorcaron a Dalmasso– y las sábanas. Sin embargo, el Ceprocor dice que no pudo determinar el perfil genético femenino, de manera que no puede saber a cuál de los integrantes de la familia Macarrón pertenecen las células. Varios genetistas consideran que podrían ser de Marcelo, el marido de Nora, o que incluso pertenezcan a Facundo por haber usado la misma toalla o la bata.
- Es un secreto a voces que Di Santo no podrá avanzar en su acusación sin tener el resultado del estudio genético encargado al FBI. Al organismo de investigación norteamericano se le entregaron muestras de un líquido que fue definido por el biólogo Daniel Zabala como semen. Además, se enviaron pelos de dos personas distintas, una podría ser la propia víctima y la otra el homicida, otros trozos del cinturón con el que se cometió el crimen, hisopados de la vagina, el ano y la vulva, recortes de las sábanas y el camisón de Dalmasso. Si de este material sale el perfil genético total de un varón, o sea su linaje masculino y femenino, las conclusiones serían mucho más fuertes y las dudas algo menores, aunque si pertenecen a un integrante de la familia habrá que determinar si son producto de la convivencia habitual o de la presencia allí la noche del crimen.
- El mayor obstáculo que se le presenta al fiscal es que no tiene ningún indicio de que Facundo haya estado en Río Cuarto aquella noche. Sobre eso le hicieron ayer numerosas preguntas. Como se sabe, Facundo dice que estuvo en una reunión del Rotary Club, luego cenó con su amigo Andy Peralta en el restaurante ubicado frente al departamento en el que vive y, de acuerdo con su versión, se fue a dormir a las tres de la mañana. La discrepancia con Andy en este punto no es tanta como se dice: el amigo de Facundo sostiene que se separaron a las dos.
- El fiscal insistió ayer sobre la cuestión del auto del joven. Facundo dice que el vehículo no se movió de la cochera aquella noche, que así lo indican los registros del estacionamiento, mientras que Di Santo afirma que eso no se pudo probar hasta ahora.
- Otro de los grandes obstáculos que no pudo superar la acusación del fiscal es que no tiene un solo testimonio sobre el móvil del crimen. Por ejemplo, nadie declaró que Facundo tuviera una relación conflictiva con su madre o, por el contrario, que mantuvieran un vínculo amoroso. No hay, al menos por ahora, nada que sustente la imputación de abuso sexual contra el joven, pero el fiscal dice que tuvo que hacer la acusación porque de la autopsia surge que a la mujer le pegaron, le mordieron los pechos y registra varias marcas de maltrato sexual.
Con la declaración de Facundo no se cierra, sino que se abre el capítulo de la verificación de las imputaciones. El fiscal tiene ahora nuevos elementos para comprobar su acusación o desestimarla. Pero lo más probable es que se encomiende a lo que pueda venir del Norte, más precisamente del FBI.
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