Siempre me pareció un poco absurda la cantidad de años que llevo trabajando en Página/12. Siempre hasta que hace un par de noches, motivado por estas bodas de oro de Horacio con el periodismo, recorrí sin saber muy bien por qué su trayectoria en Wikipedia. Allí descubrí que, de esos 50 años, unos doce se habían repartido entre siete diarios que hicieron historia y 24 se concentraban en el nuestro. Y pensé que algún sentido tendría seguir en Página si Horacio Verbitsky (aun “chivando como todos los que la hacen y muchos de los que se resignan a leerla”, como escribió al despedir a Osvaldo Soriano) también mantenía ese empecinamiento.

Sería fácil decir que fueron años difíciles, regocijarse en el sufrimiento y vanagloriarse de los sacrificios. Pero sería mentira. Fueron años de hacer casi lo que nos dio la gana, de ver cómo cambiaba el país también por eso que hacíamos, de conocernos y encariñarnos tanto unos con otros que al final ninguno sabe bien dónde empezó y dónde termina ese orgullo que lo cubre todo.

Gracias entonces, Horacio, por estos 24 años. Gracias por el orgullo compartido.