La curiosidad y el coraje han modelado la personalidad de Horacio Verbitsky, quien inexplicablemente ha llegado a completar medio siglo de periodismo a pesar de que su deseo de ver, averiguar o saber algo lo ha dejado más de una vez al borde del precipicio1

Es entonces cuando entra en escena el coraje de Verbitsky y el esfuerzo del ánimo por seguir adelante. De nuevo al límite del desastre. Verbitsky también ha dado lecciones de equilibrio entre la curiosidad y el coraje de tal forma que las nuevas generaciones de periodistas sinceramente se preguntan si el autor de esos miles de páginas peligrosas que llevan su firma ha fallecido.

Los cincuenta años de periodismo de Verbitsky me han devuelto por un momento a la mal iluminada redacción del diario Noticias Gráficas, donde su padre, Bernardo Verbitsky, lo trajo un día con las mejores intenciones. Es decir, para incorporarlo desde temprano a ese mundo siempre en crisis comúnmente conocido como El Periodismo.

Ha sido Horacio Verbitsky fiel a aquel mandato paterno, hasta el detalle de haberse mantenido leal al papel en libros y diarios, justamente ahora, cuando se decreta su muerte a manos de su enemigo letal: el universo digital.

También ha sido fiel a la amistad silenciosa de los gestos corrientes, seguramente también herencia de aquellos veteranos que le abrieron la puerta “al mejor de los oficios del mundo”, como cree nuestro querido amigo Gabriel García Márquez.