Miércoles, 8 de diciembre de 2010 | Hoy
LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
Para Carlos Valle el auge tecnológico ha permitido el desarrollo de un sistema global de vigilancia que ha llegado a ser uno de los temas clave de la comunicación internacional.
Por Carlos Valle *
Una reflexión sobre la dialéctica entre lo global y lo local puede ayudar a desarrollar una nueva comprensión del lugar de la comunicación en nuestro propio contexto. Hoy sabemos, por ejemplo, que con lo sucedido en la guerra del Golfo en 1991 se ha experimentado, de una manera acabada, lo que significa el control de la comunicación en el ámbito global. El conglomerado político-militar estableció las reglas del juego para la comunicación, y los medios debieron ajustarse a ellas. Por las así llamadas razones de seguridad, los principios del libre flujo de la información fueron suspendidos. La libertad de expresión fue controlada aduciendo protección y preservación. Pero ha sido demostrado que se ha experimentado una comunicación que ha sido utilizada para crear fantasía en lugar de informar al público sobre la situación real. La censura ejercida añadió una nueva dimensión, como afirmó Knightley: “Cambió la percepción de la naturaleza misma de la guerra”.
Frente a esta realidad son muchas las preguntas que se agolpan. ¿De qué manera esto afecta y determina la comprensión de otros hechos posteriores? ¿Se han intensificado las limitaciones a la información? ¿Hay garantías de una información veraz? ¿Se es hoy más consciente de esa realidad? ¿De qué manera la comunicación masiva que se recibe influencia la comprensión de lo que sucede en el mundo, y cómo determina la visión del ámbito local y global? ¿De qué manera las fuentes de información masiva refuerzan prejuicios, oscurecen la realidad sobre situaciones que difícilmente ganan los titulares de la prensa y obvian su imagen? La tensión entre lo global y lo local en relación con las comunicaciones está determinada, en buena parte, por la elevada concentración de la propiedad de los medios en el ámbito internacional. Los medios están tan imbricados en la estructura socioeconómica de las sociedades afluentes que no hacen otra cosa que reflejarla, estimulando el individualismo, los valores consumistas y el relativismo ético y, para ello, tienden a ser manipuladores, apelar a los sentimientos y reafirmar la cultura dominante.
Baste un ejemplo.
El auge tecnológico ha permitido el desarrollo de un sistema global de vigilancia, que ha llegado a ser uno de los temas claves de la comunicación internacional. Sus orígenes se remontan a comienzos de la posguerra y hoy, gracias al enorme desarrollo de la tecnología, se ha puesto en marcha una nueva teoría de la seguridad. Sandra Braham, quien ha hecho una seria investigación del tema, considera que la nueva teoría de la seguridad está basada en cinco hechos. Uno: las fronteras geopolíticas de las naciones han perdido importancia para los propósitos de la seguridad nacional. Dos: la noción de seguridad nacional ha sido extendida más allá del ámbito militar para incluir los ámbitos comerciales y penales. Tres: la distinción entre ámbito público y privado ha sido eliminada. Cuatro, la nueva teoría de la seguridad, destacando el carácter efímero de la defensa, pone énfasis en la recolección y procesamiento de la información y en el desarrollo de formas organizativas para lograrlo. Cinco: la nueva teoría de la seguridad se apoya, especialmente, en la infraestructura global de la información, en forma particular con el sistema global de vigilancia.
En la consideración de éstas y otras preguntas habrá que indagar sobre el lugar que los seres humanos juegan en todo el desarrollo de la comunicación global. Porque, en último término, son las personas las afectadas por las decisiones que países hegemónicos o grupos de poder toman en el ámbito global. Al mismo tiempo, deberá tenerse en cuenta cómo las regulaciones en el ámbito internacional pueden afectar las posibilidades de una creativa y saludable comunicación.
Este nuevo panorama de relaciones y tensiones dinámicas entre lo global y local que vive hoy el mundo, claramente ilustrado en el ámbito de las comunicaciones, tiene que ayudar a poner en consideración nuevos paradigmas, si es que verdaderamente se quiere responder a los desafíos presentes. De lo contrario se estará dándole la espalda a la realidad del mundo y de la gente.
* Comunicador social. Ex presidente de la Asociación Mundial para las Comunicaciones Cristianas
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