Miércoles, 8 de diciembre de 2010 | Hoy
LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN
Cecilia Díaz reflexiona sobre la construcción del rol del ama de casa en la publicidad. Un nuevo libro del periodista Manuel Barrientos sobre comunicación y política.
Por Por Cecilia B. Díaz *
Las publicidades recientes sobre productos de limpieza a través de la dramatización de situaciones cotidianas no sólo imponen la necesidad de consumo de lo prescindible sino que también reproducen un estereotipo machista, anacrónico y denigrante acerca del rol de la mujer en la sociedad.
En este sentido, la serie de spots del producto Mr. Músculo resulta significativa. En general, se observa la misma estructura narrativa: un espacio de la casa abarrotado de suciedad, un ama de casa dubitativa ante el quehacer y, finalmente, sobreviene el héroe que simboliza la eficacia de lo que se vende.
El personaje Mr. Músculo es atlético, hábil, dinámico y resolutivo, y luego de ostentar su habilidad, sale de escena rápidamente. En contraste, la “víctima”, contrariada por el inconveniente en su baño y/o cocina, siempre es una mujer, quien por sí sola no encuentra solución y es un hombre fuerte el que la viene a salvar. Allí se revela el estereotipo porque, actualmente, la limpieza del hogar ya no es sólo campo exclusivo de la femineidad, sino que existen hombres (solteros, separados y/o jefes de familia) al frente de las tareas domésticas.
Otro caso similar lo constituye Poett, que desde códigos diferentes entra en contradicción. Por un lado, el single expresa: “Tengo tiempo para crear, soy libre para soñar, tengo ganas de cantar, tengo alas para volar”, el cual, sin duda, parece un mensaje liberador. Sin embargo, la protagonista de la pieza publicitaria termina de asear el piso del living y, bajo el efecto de la “delicada fragancia”, espera con una sonrisa cuando vuelven su hijo, su marido y el perro. Es decir, vuelven las obligaciones sobre su rol de esposa y madre. De este modo, en la imagen está la ruptura con ese mensaje que, en un principio, parecía liberador. Es válido, entonces, preguntarse: ¿cuál es el tiempo que tiene para “crear”, si cuando terminó su tarea vuelven sus demandas? Efectivamente, se naturaliza que el trabajo de ama de casa implica la falta de tiempo libre y es intrínseco al género femenino.
Anacrónicamente, en ninguno de estos spots se contempla la esfera profesional en la que se desarrolla la mujer hoy. Incluso, desde el análisis semiológico se puede observar que en la construcción de la imagen de la ama de casa se recurre a colores neutros, aspecto prolijo, vestimenta y peinados conservadores con el doble propósito de lograr una fácil identificación, por un lado, y cosificar a las protagonistas, por el otro. Esta última característica alcanza el extremo en el que ellas no tienen personalidad, sino que son esfumadas por la omnipresencia del producto.
La publicidad para lograr una rápida interpretación de su mensaje y destacar las cualidades de un producto suele valerse de simplificaciones. Pero en estos casos, los estereotipos corresponden a patrones de consumo de otro tiempo y su finalidad es, en última instancia, naturalizar una visión conservadora de la mujer.
* Licenciada en Comunicación Social - Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM).
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