Una pingüina que fue militante de la Acción Católica en su juventud es la flamante presidenta del Consejo Nacional de la Mujer. Desconocida entre las organizaciones que llevan años de trabajo en la defensa de los derechos de las mujeres, Lidia Mondelo acaba de asumir al frente del organismo que supo tener en sus orígenes –en la década del ’90– una mayor influencia en las políticas públicas contra la discriminación de las mujeres y que hoy está desdibujado, bajo la órbita de la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner. De ella, Mondelo es discípula y fiel colaboradora desde hace más de dos décadas. Esta será su primera aproximación a la problemática de género.

Mondelo es trabajadora social como su jefa, AK, y su perfil siempre estuvo orientado hacia la organización comunitaria: el eje de su gestión –ya adelantó a sus colaboradoras– será “el refuerzo de la territorialidad”, a través de la “transversalización” de las políticas sociales. De transversalizar la perspectiva de género –como impulsan países más adelantados que la Argentina en la materia como España y otros de la región– se la ha escuchado hablar poco o nada desde su desembarco en las oficinas del quinto piso de Paseo Colón al 200, frente al Edificio Libertador. En una de las paredes de su despacho dejó un cuadro con la imagen de Eva Perón heredado de gestiones anteriores.

Mondelo reemplazará a la ex belicista Lucila “Pimpi” Colombo, que asumió como subsecretaria de Defensa del Consumidor, después de cuatro años insípidos al frente del Consejo Nacional de la Mujer.

Pocas y pocos lo recuerdan, pero el nombre de la nueva titular del CNM rebotó en los diarios nacionales en 1997, cuando firmó –siendo diputada por Santa Cruz en el Congreso– un proyecto de ley que alentaba la delación de los trabajadores extranjeros ilegales a través de recompensas monetarias. Aquel proyecto levantó una gran controversia y por fortuna no prosperó. Establecía que los denunciantes anónimos y los funcionarios que participaran en los operativos para descubrir a los indocumentados que trabajaban “en negro” recibirían a cambio un 15 por ciento de la multa impuesta a los infractores de la ley de migraciones. Su mandato como legisladora nacional finalizó en 1999. Hoy, cuando se le pregunta, dice que fue “un error” ponerle su firma a semejante iniciativa y para limpiar su apellido destaca que fue artífice de la Ley del Refugiado.

Mondelo es divorciada y tiene tres nietos de su única hija. Nació en la ciudad portuaria de San Julián. Y se enorgullece de ser tercera generación de “nyc”, nacida y criada en Santa Cruz. En su juventud militó en la Acción Católica, después de cursar la escuela primaria y secundaria en un colegio religioso. A los Kirchner los acompaña desde principios de la década del ’80. En 1987 ingresó a trabajar en el área de promoción social del municipio de Río Gallegos, cuando Néstor Kirchner era intendente. Y en el ’91, cuando el ex presidente asumió la gobernación provincial, Mondelo trabajó como subsecretaria de Acción Social secundando a AK, que por entonces era la ministra del área.

Pero la relación con Alicia la forjó bastante tiempo antes: la conoció en 1971, cuando Mondelo se mudó de San Julián a la capital santacruceña. Hacía dos años que la actual ministra de Desarrollo Social se había graduado como licenciada en Trabajo Social en la Universidad Nacional de La Plata. Con AK, Mondelo hizo un curso de auxiliar en trabajo social. Después seguiría la carrera universitaria también como ella en La Plata.

Siempre su trabajo estuvo ligado a la formación de centros comunitarios en Santa Cruz, una política que AK busca replicar a nivel nacional. Por eso sorprendió tanto su designación al frente del CNM, un órgano que debería ser rector de las políticas públicas contra la discriminación de las mujeres y por la equidad de géneros. El CNM desde hace varios años está desdibujado en el organigrama del Ejecutivo nacional: depende del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, que encabeza AK. Sucesivamente las últimas gestiones –sin distinción política– lo han desjerarquizado y desfinanciado. Hoy cuenta con poco más de cinco millones de pesos de presupuesto anual. A Mondelo todavía no se le ha escuchado queja por un monto tan acotado.

Con las organizaciones del movimiento de mujeres aún no tuvo contacto. Entre ellas, su nombramiento no cayó muy bien por su falta de experiencia en la temática de género.

La santacruceña llegó al CNM desde la Dirección de Capacitación que depende de la Subsecretaría de Coordinación del Ministerio de Desarrollo Social, donde fue designada a principios de 2008. Antes, desde 2004, cuando se mudó a Buenos Aires, trabajó al frente del Programa de Promotores Territoriales para el Cambio Social, siempre junto a AK.

Visibilizar el Consejo Nacional de la Mujer, con una “fuerte política” de comunicación, trabajar en forma coordinada con otros ministerios y los poderes Legislativo y Judicial en políticas sociales que tengan a las mujeres como principal actor social y fortalecer la territorialidad serán ejes de su gestión, según adelantó a sus más estrechos colaboradores. En materia de salud reproductiva, le preocupa garantizar la educación sexual y el acceso a los anticonceptivos. Pocos lo saben a su alrededor, pero Mondelo dice por lo bajo que está a favor de la despenalización del aborto, aunque nunca lo admitiría públicamente, una posición que –dicen quienes la conocen de cerca– es similar a la de AK. “Debemos trabajar fuertemente en la prevención, en evitar abortos, y con la ley de educación sexual. Eso garantiza la vida”, dijo hace unos días en su despacho cuando comentó su posición.