“Julio César Grassi debería estar preso pero sigue dando misa, y sus víctimas y testigos son amenazados”, denunció Estela Carlotto, presidenta del Comité de Seguimiento de la Convención sobre los Derechos del Niño (Casacidn). Carlotto le reclamó a la Iglesia que adopte “alguna medida” para que el cura, recientemente procesado en otra causa por abuso sexual en un juzgado de El Calafate, deje de celebrar misas. También le reprochó a la Justicia la falta de control sobre sus movimientos. “De los 19 hechos por los que está acusado, víctimas y testigos recibieron ataques, incluso con armas de fuego. Debería estar detenido, cualquier otro acusado de esos delitos estaría preso”, dijo Carlotto del sacerdote acusado de abuso sexual agravado contra menores. La titular del Casacidn pidió “más medidas de cuidado para las víctimas y testigos. Son seis largos años en que siguen amenazadas y victimizadas”.