Martes, 8 de julio de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › LA ESTRATEGIA DE SU DEFENSOR ES QUE SE LO DECLARE INIMPUTABLE
“Es un fabulero con disposición a la fantasía”, aseguró ayer el abogado de Luis Alberto Romero Hiriart al referirse al primer informe médico realizado sobre este supuesto anestesista, acusado de mala praxis tras la muerte de una joven de 18 años durante una operación de apendicitis. Además del perfil psicológico, en el examen confirmó que el imputado había ingerido alcohol y sedantes antes de anestesiar a Eliana Romero, la víctima fatal. También se supo que Romero Hiriart había sido echado de una clínica de Tierra del Fuego, donde ejercía como otorrinolaringólogo, luego de reiteradas quejas de sus pacientes.
“Este hombre no es peligroso para terceros. En tanto y en cuanto no entre en un quirófano, no es peligroso”, minimizó ayer el abogado Guillermo Iracheta, en un alegato por la liberación de su defendido. El defensor interpretó que ese estudio “no constituye una prueba”. Sin embargo, adelantó que podrían solicitar un examen psiquiátrico “en caso de que sea necesario, cosa que por ahora no lo es” y deslizó que la hipótesis de que este médico no estaba en pleno uso de sus facultades –por lo cual podría ser declarado inimputable– “sería razonable”. Romero Hiriart, de 58 años, está imputado por “homicidio simple con dolo eventual”, delito por el cual podría recibir una pena de 8 a 25 años de prisión.
Por ahora, la estrategia de la defensa apunta a que la responsabilidad de la muerte sea compartida con el resto de los profesionales que estuvieron en la sala. “Si entró borracho al quirófano y se lo dejó operar, hay más de un responsable”, aseguró Iracheta. El estudio precisó que Hiriart no tiene una adicción a las drogas ni al alcohol, aunque los peritajes toxicológicos probaron que antes de anestesiar a Eliana Romero había ingerido alcohol y ansiolíticos.
Según fuentes judiciales, ayer por la mañana hubo avances en la investigación tras las declaraciones, ante la Fiscalía, de la enfermera que participó en la operación y de otra persona, cuya identidad no trascendió y que sería el médico que ingresó al quirófano tras la muerte de Romero. Sin embargo, el defensor de Romero Hiriart anunció que pedirá la nulidad del testimonio de la enfermera y de la instrumentista, quien declaró la semana pasada, debido a que “hay contradicciones en sus versiones y porque nos les creemos: sus dichos podrían hacerlas responsables, así que es lógico que mientan”.
Además del caso de la joven que falleció en el Instituto Médico de Diagnóstico de Haedo, conocida como Clínica Magnasco (clausurada el viernes pasado), el supuesto anestesista está denunciado en varios casos de mala praxis en cuatro provincias, entre los cuales se investigan la muerte de otras tres personas. Ayer, y como consecuencia de la difusión que tuvo la noticia, una paciente suya en Tierra del Fuego recordó las circunstancias por las que Romero Hiriart fue echado del plantel del Centro Médico Fueguino, en junio de 1998, un mes después de ser contratado como otorrinolaringólogo.
“Estaba a punto de nacer mi cuarto hijo cuando sufrí una bronquitis. Alguien me dijo que había un otorrinolaringólogo nuevo en Ushuaia; fui a verlo y lo que ocurrió con él me quedó para siempre en la memoria”, dijo Sonia Fernández. Su ginecólogo, recordó la mujer, le había dicho que “por ningún motivo tenía que ingerir corticoides, porque eran muy peligrosos para el embarazo”. Romero Hiriart no tuvo inconvenientes, contó, en recetarle corticoides.
“Me quería obligar a tomarlos como fuera, yo me negaba pero él insistía. Al final casi escapé del consultorio”, relató la mujer, y agregó que a otra paciente le sucedió lo mismo: “No sé si le provocó algún daño, pero recuerdo que la forzó a aceptar su medicación”. Luego de reiteradas quejas, el director de ese centro médico, Edmundo Heredia, decidió separarlo del personal “de inmediato”. “En menos de una hora había abandonado la clínica, hasta nos extrañó esa actitud tan dócil”, señaló el director.
La autopsia sobre el cadáver de Romero, cuyo resultado se conocerá esta semana, permitiría discernir si hubo negligencia en la intubación de la joven, que también practicó Romero Hiriart. Además del supuesto anestesista, están acusados de “homicidio culposo” dos cirujanos que participaron en la operación. Todos se negaron a declarar.
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