SOCIEDAD › UN URUGUAYO-ARGENTINO ENTRE LOS FINALISTAS

Un sueño que cubre el vacío en el horizonte de Manhattan

Entre los dos finalistas para reconstruir la Zona Cero, está el equipo que integra Rafael Viñoly, nacido en Montevideo y formado en Buenos Aires.

Las propuestas iniciales fueron más de cuatrocientas y de ellas, dos fueron seleccionadas ayer como finalistas. Son los proyectos para reconstruir el área de Manhattan conocida como Zona Cero, devastada por los atentados contra el World Trade Center, y uno de ellos fue elaborado por el equipo que integra el prestigioso arquitecto rioplatense Rafael Viñoly, nacido en Montevideo, graduado en Buenos Aires y residente en Nueva York. El grupo propuso construir un esqueleto de acero, hueco pero con pisos intermedios, con una altura algo superior a la que tuvieron las Torres Gemelas y que funcione como un centro mundial de la cultura. El segundo proyecto, del estudio Libeskind, de Berlín, propone una torre transparente, con flores y plantas de todo el mundo. La decisión final sobre el proyecto ganador se conocerá a fines de este mes.
El anuncio fue realizado en Nueva York por parte del Lower Manhattan Development Corporation y de Port Authority, los entes a los que se encomendó la reconstrucción del espacio que quedó vacante después de los atentados. Los dos proyectos fueron elegidos sobre un total de siete, que habían sido preseleccionados en diciembre y puestos a consideración del público y los críticos.
Viñoly integra el denominado Think Team, en el que participan los arquitectos estadounidenses Frederic Schwartz y Ken Smith, y el japonés Shigeru Ban. El equipo presentó tres propuestas en una, que tienen la virtud de adaptarse a distintos presupuestos. Pero la ganadora fue la más ambiciosa: las dos torres de un enrejado de acero, huecas, capaces de mantenerse en pie aun cuando parte de la estructura fuera destruida por un impacto externo, según aseguran los autores de la propuesta.
Denominadas ya como las torres Eiffel del siglo XXI, son, como la célebre estructura parisina, dos esqueletos donde se apoyarán una serie de pisos a distintos niveles. En ellos funcionará un complejo cultural y educativo, integrado por un centro de conferencias, una sala de conciertos, una biblioteca y un museo sobre la tragedia del 11 de septiembre. También deja la posibilidad abierta de incluir un monumento de homenaje a las 2800 víctimas del atentado, un proyecto que corre por separado.
De ser elegida, la construcción se convertiría en la más alta del mundo, superando a las Petronas Twin Towers de Malasia de 494 metros de altura y a las propias Torres Gemelas de Manhattan, que se elevaban hasta los 415 metros. “El que piense que esta es una simple operación estética se equivoca. Se trata de una operación cultural, política, social e histórica increíblemente complicada”, dijo Viñoly, al definir el alcance de la obra. El proyecto que presentó su equipo, denominado “World Cultural Center”, contrasta con la mayoría de las propuestas el equipo de arquitectos que integra intentó diferenciarse de la mayoría de las propuestas, que hacían hincapié en la tragedia.
“Es como ver a las Torres Gemelas de nuevo, sin que las torres estén -describió el propio Viñoly–. Son como andamios gigantes, abiertos, por donde pasa el aire. Y en vez de estar dedicadas al comercio, como las gemelas, estarán destinadas a la cultura”.
Viñoly nació en Montevideo en 1944, pero se crió en Buenos Aires y obtuvo su título de arquitectura en 1969, en la UBA. En la Argentina trabajó para un prestigioso estudio, que proyectó los edificios de las plantas de Aluar y Papel Prensa, Argentina Televisora Color, el Estadio Mundialista de Rosario y el “rulero” de Libertador y 9 de Julio. En 1982 instaló su estudio en Manhattan.
El proyecto que resultó finalista competirá con el presentado por el Estudio Libeskind, con sede en Berlín, que plantea dejar a la vista los cimientos del World Trade Center como parte de un monumento en memoria de las víctimas. También propone crear dos plazas públicas donde el sol caiga sin proyectar ninguna sombra cada 11 de septiembre, entre las 8.46, hora en que se estrelló el primer avión contra una de las torres, y las 10.28, momento en que se derrumbó la segunda estructura. El edificio diseñado por Libeskind está pensado para alcanzar una altura de 592 metros, y de ser construido se llamará “Jardines del mundo”, en alusión al restaurante que estaba en el último piso de las torres y se llamaba “Windows of the world”. Las paredes de la torres serán transparentes y en su interior habrá flores y plantas de todo el mundo.
El concurso convocado para reconstruir la Zona Cero movilizó a los más importantes estudios de arquitectura del mundo. En total, se presentaron 407 proyectos, de los cuales, en diciembre fueron seleccionados nueve. Las maquetas fueron expuestas hasta hace unos días en el Winter Garden del World Financial Center.
Entre las propuestas figuraba una estructura con la figura de un Ave Fénix, otra que se asemejaba a una doble hélice, imitando la estructura del ADN y una tercera, que presentaba tres torres unidas por un corredor cubierto a una determinada altura. La selección dejó afuera uno de los proyectos que al principio resultó favorito del público, el del estudio de Norman Foster y Asociados, que proponía la construcción de torres de 560 metros de altura, conservando los fosos dejados por las Torres Gemelas, con un sitio destinado exclusivamente para el acceso de los familiares de las víctimas.
Según comentó The New York Times, desde la construcción de la sede de la ONU, en 1947, no se habían puesto a trabajar en Nueva York tantos talentos famosos. Una expectativa similar a la que despertará el concurso para elegir el monumento en memoria de las 2797 víctimas del ataque del 11 de septiembre.

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Una imagen del proyecto de Viñoly: un esqueleto de acero como centro de cultura mundial.
 
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