SOCIEDAD › UNA RECORRIDA POR LA MEGAMUESTRA DE CIENCIA Y TECNOLOGíA

Mundo Tecnópolis

Esquiar en una superficie de nieve artificial o patinar en una pista de skate son algunas de las opciones que ofrece la feria de Villa Martelli. Pero no todo es despliegue físico. También hay espectáculos que demuestran que aprender también puede divertir.

Sentados en un gomón azul, los chicos se deslizan por el tobogán con cara de no poder creerlo: para la mayoría, es su primera vez en la nieve, aunque ésta no sea un producto natural. Alguno de ellos hasta se atreverá a tomar una clase de esquí. Otros –o tal vez los mismos– harán la cola para mostrar destrezas a bordo de un skate o, si carecen de experiencia previa, dar sus primeros pasos en la disciplina. Unos y otros, quienes visitan Tecnópolis hacen un despliegue físico capaz de rendir honor al slogan de la muestra, “Energía para transformar”. Pero no todo es actividad deportiva al aire libre en la multiferia de Villa Martelli. En la Nave de la Ciencia, un domo blanco que funciona a sala llena, actores y científicos ofrecen el espectáculo “No es magia, es ciencia”, que deja al público con la boca abierta de asombro, imaginando explicaciones para pruebas asombrosas o bien dibujando risas y carcajadas.

Tecnópolis, la megamuestra de ciencia, tecnología y arte es una de las opciones más elegidas por miles de familias en estas vacaciones de invierno. La propuesta ordena el paseo en diez parques temáticos para que el visitante pueda recorrer el predio según sus intereses y curiosidades específicas, con acceso libre y gratuito.

La pista de skate comienza con su actividad diaria a eso de las 12.30, cuando cuatro integrantes de la Asociación Argentina de Skate, se deslizan por cada rincón de la pista exhibiendo los diversos trucos que ofrece la actividad. Luego, comienzan las clases, que se dictan todos los días de 13 a 16 en forma gratuita. No son sólo para chicos: también puede hacerlo algún adulto con coraje. “Enseñamos a partir de los cinco años a todas las personas que quieran integrarse a esta disciplina. Llegan tanto principiantes como avanzados y también los que nunca se han subido a una patineta y que quieren experimentar en el mundo del skate”, dice a Página/12 Emiliano Malito, uno de los cuatro profesores de la escuela.

“Los llevamos a diferentes partes de la pista, según su conocimiento. Dividimos los grupos en dos tiempos de una hora y cuarto, y estamos atentos a cualquier consulta”, explica. Los que no tienen skate pueden venir con su documento y acá se lo prestan junto con el casco reglamentario, para que puedan hacer uso de la pista de manera segura.

Los profesores dan indicaciones para que los chicos puedan aprender a dominar la tabla: saltar, doblar y manejar las distintas velocidades. “Me encanta andar en patineta, es fácil, estaría acá todo el día”, dice Alexis, de 7 años, quien se reencontró con la actividad después de un tiempo porque se le rompió su skate y no pudo comprarse otro.

Otro de los espacios recreativos para toda la familia es la montaña, ubicada cerca del espacio Mundo Joven. Es la pista de nieve artificial más grande de la Argentina: es una estructura metálica de 22 metros de alto y 85 de ancho y cuenta con alfombras especiales para la nieve. Hay para todos los gustos: dos carriles con caída menos abrupta, donde los visitantes pueden deslizarse con los gomones azules y otros, más empinados, para un lanzamiento a todo vértigo. “Una sola vez fui a la nieve, pero era muy chica y no me acuerdo mucho. Cuando me enteré de que acá había una pista de nieve artificial quise venir para disfrutar de esta sensación increíble”, comenta Agustina, de 14 años, después de bajar eufórica del tobogán de nieve.

Para Karina, que llegó desde Avellaneda con sus cuatro hijos, la pista le permite sacarse el gusto de algo a lo que ya se había resignado: conocer la nieve. “Es una opción muy buena para no-sotros, que no tenemos la posibilidad de irnos de vacaciones al sur”, dice. Según estiman los encargados de este sector, “unas 800 personas participan por día” de las actividades del tobogán de nieve. “Sólo hay que presentar un documento y llenar un formulario”, explican. La pista tiene una rampa donde todos los días una docena de expertos realizan demostraciones de esquí y snowboard. Otro de los rincones más visitados es la Nave de la Ciencia, donde gran cantidad de niños y sus familias esperan el comienzo del espectáculo como si se tratara de una función teatral. Allí, científicos y actores dan tres funciones por día. Allí puede verse, por ejemplo, cómo a dos hombres, después de respirar el aire de globos inflados con helio, se les aflauta la voz (el gas hace vibrar más rápido a las cuerdas vocales, explican los científicos). O el experimento con agua oxigenada, detergente y levadura en polvo, que genera una interminable erupción de espuma.

En rigor, se trata de un show que se propone transmitir experiencias visuales y divertidas con el objetivo de entretener, pero también de despertar cuestionamientos sobre cómo y por qué suceden ciertas cosas. El estigma de que la ciencia es un poco aburrida aquí no corre.

Caras de asombro, aplausos y hasta pedidos de fotos y saludos de los chicos a los protagonistas rotativos del elenco confluyen en el intervalo de cada obra. “El primer experimento habla de la inercia. Para su explicación sacamos un mantel de arriba de la mesa sin tocar nada y así les mostramos a los chicos que los platos quedan en su lugar”, dice a este diario Sergio Berón, uno de los actores. “El segundo truco se llama ‘Fuerza de la forma’. Colocamos un blister de huevos, sobre ellos gran cantidad de libros para ejercer peso y verificamos que no se rompen por la forma del huevo y el recipiente”, agrega.

La Nave de la Ciencia también ofrece otros dos espectáculos: “Ciencia al horno”, a cargo del biólogo Diego Golombeck y el reconocido cocinero Borja Blazquez, quienes responden de forma didáctica y divertida por qué la cocina no es sólo un arte, sino también una ciencia que se esconde en todos los hogares. ¿Cuántos gustos existen?, ¿cómo se hace para no llorar cuando cortamos cebolla?, preguntan y elaboran las respuestas junto al público. “Matemagia” también tiene lugar en el mismo escenario: son dos funciones diarias donde la matemática y la magia se fusionan para demostrar su capacidad de generar asombro.

Informe: Sabrina Améndola.

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El estigma de que la ciencia es un poco aburrida no tiene lugar en los stands de la muestra.
Imagen: Sandra Cartasso
 
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