SOCIEDAD › CONMOCION POR UN TRIPLE CRIMEN

Masacre en Francia

Francia e Inglaterra están en conmoción por el crimen de una familia residente en Londres –aunque de origen árabe– que pasaba sus vacaciones en Alta Saboya, en los Alpes franceses. El padre, la madre y otra mujer –presumiblemente la abuela materna– fueron ultimados mediante certeros disparos en la frente, desde fuera del auto en el que viajaban; también fue asesinado un ciclista francés que se desplazaba por el lugar. La hija mayor, de siete años, sobrevivió a un balazo y a una severa golpiza. La hija menor, de cuatro años, permaneció inmóvil durante unas ocho horas en el interior del auto, a los pies de su madre muerta: los gendarmes que custodiaban la escena de los crímenes no habían abierto las puertas del vehículo, a la espera de que llegaran investigadores especializados en preservar las pruebas. Hasta anoche no había indicios sobre los móviles del múltiple crimen.

A las 15.50 del miércoles, un ciclista encontró en una zona boscosa de la comuna de Doussart, en el sudeste de Francia, un BMW con matrícula británica en el que había tres cadáveres y, junto al vehículo, una niña de siete años gravemente herida. También junto al auto yacía el cuerpo sin vida de otro ciclista, con el que se había cruzado pocos momentos antes, lo cual indicaba que el múltiple crimen acababa de producirse.

Pasada la medianoche, cuando los gendarmes abrieron el auto, encontraron una segunda niña, de cuatro años, ilesa. Había permanecido inmóvil, en medio de un montón de valijas, a los pies de su madre muerta. Los gendarmes, a la espera de técnicos de París, tenían la consigna de no abrir las puertas para no terminar de romper los vidrios fisurados por los disparos, lo cual hubiera afectado la investigación. Sólo después de las 23, por testimonios de turistas del camping de Saint-Jorioz –donde días antes se había registrado el BMW– supieron que había una segunda niña.

Extraoficialmente se dieron a conocer los nombres de las víctimas: Saad al-Hilli, de 50 años, había llegado a Gran Bretaña desde Irak, en la década de 1970, y vivía en Claygate con Iqbal, su mujer, de 47, y con sus dos hijas, de siete y cuatro años; la otra mujer asesinada sería la madre de Iqbal, que llevaba encima un pasaporte de Suecia, donde vivía.

El ciclista asesinado, llamado Sylvain Mollier, nacido en 1967, al parecer murió por hallarse en el lugar inapropiado en el momento inadecuado. Estaba de licencia por la paternidad del último de sus tres hijos y había ido a dar un paseo en bicicleta. En el lugar se encontraron numerosos cartuchos de pistola automática.

Los Al-Hilli residían en una elegante propiedad en Claygate, Surrey, en las afueras de Londres. Según Julian Stedman, contador de Saad al-Hilli, éste trabajaba por su cuenta en informática especializada en aeronáutica: “La última empresa para la que trabajó fue SSTL, una sociedad de satélites perteneciente al grupo EADS”. Stedman sostuvo que “Saad no tenía por qué conocer secretos” y que “no estaba implicado en contratos de defensa”.

Fuentes policiales francesas destacaron la condición “profesional” de los asesinos: “Todas las víctimas murieron de numerosos disparos, y todas tienen por lo menos una bala en la cabeza”, contó Eric Maillaud, procurador de Francia en la localidad de Annecy.

Los móviles del múltiple crimen seguían anoche en el misterio. Fuentes de la investigación dudan de la hipótesis de un crimen fortuito, dado “el encarnizamiento metódico del o los asesinos: a la niña (la de siete años) además de pegarle un tiro la molieron a golpes”. Tiene fracturas de cráneo y una herida de bala en la espalda; su vida no corre peligro pero, en el hospital de Grenoble, fue puesta en coma artificial para una nueva operación.

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Imagen: EFE
 
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