Viernes, 31 de enero de 2014 | Hoy
SOCIEDAD › LAS DUDAS POR LA INVESTIGACION DEL ROBO EN UN HOTEL DE PINAMAR
Se trata del episodio policial con más repercusión de la temporada. Pero no están claros ni el monto robado ni las circunstancias del asalto. En el hotel no hay filmaciones del momento del hecho. Hubo cinco detenidos, pero queda uno solo acusado. Y con muchas dudas.
Por Raúl Kollmann
El extraño robo en el Hotel Algeciras está derivando en una investigación aún más extraña. De entrada se dijo que había cinco detenidos y se mostró hasta el cansancio una lujosa casa que, supuestamente, había sido la base para el atraco. De los cinco detenidos, quedó uno solo acusado por el robo, Sebastián Noviello, de 35 años, que integra una familia de conocidos comerciantes que tienen cuatro locales del rubro agronomía y que venden principalmente semillas. Noviello no tiene antecedentes y su familia sostiene que está probado que a la hora del robo estaba con su amigo Martín y dos chicas, Florencia y Mili, en el bar SuperXV. Es más, Noviello volvió al hotel a dormir a las 5 de la mañana y se retiró en el horario de recambio, a las 10, algo que no haría nadie implicado en el robo. Dos de las otras personas apresadas inicialmente siguen detenidas porque tenían sus respectivas armas, registradas a sus nombres, pero con el permiso de tenencia vencido. Que sigan presos llama la atención: como si fuera una necesidad policial y judicial hacer de cuenta que tienen detenidos por un atraco resonante.
El robo del Hotel Algeciras es raro. Llama la atención la cifra declarada, 380.000 pesos, una cantidad asombrosa de efectivo, teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de las personas paga las habitaciones con tarjeta de crédito. El hotel tiene 80 habitaciones y aproximadamente vale unos 1200 pesos la noche, de manera que el efectivo parece desproporcionado. Según fuentes policiales, la dueña del hotel había hablado al principio de 50.000 pesos. Desde el principio, a los investigadores el robo les pareció extraño: el único rastro concreto es un golpe que tiene una recepcionista del hotel en un ojo.
Es que el otro dato que llama la atención es que no hay imágenes. Según parece, se perdieron las tomas desde el lobby y no se ve lo ocurrido a las cuatro de la mañana, la hora del robo. Tampoco el regreso de Sebastián a las cinco. Asimismo, no hay imágenes de cámaras exteriores, ni del hotel ni del municipio, y debe tenerse en cuenta que el atraco se produjo en uno de los lugares más céntricos de Pinamar, en la noche que va de un sábado a un domingo de enero, es decir casi la de mayor circulación del año. Y debe agregarse que, según la denuncia, los ladrones usaron pasamontañas.
El acceso de los delincuentes al hotel se habría producido por una puerta lateral que tiene llave, pero no hubo violación de la cerradura, por lo cual los investigadores afirman que a los supuestos ladrones les abrieron desde adentro. Ello llevó a la revisión de la lista de pasajeros y como Noviello estuvo esa sola noche y, además, metió a un amigo en la habitación, quedó en la mira.
La familia Noviello –a través de Ariel, hermano del detenido– dice que ese sábado Sebastián llegó a Pinamar a la noche y buscó hotel para quedarse. Casualmente, una mujer desistió de quedarse en el Algeciras cuando él entró a preguntar. De esa manera se quedó con la única habitación libre. Un rato más tarde lo llamó su amigo Martín Pizzorno, que estaba llegando a Pinamar, y Sebastián le dijo que se alojara en la habitación con él, ya que tenía una cama King y la podían compartir. Martín entró al hotel, no se registró, porque se coló en la habitación de Sebastián. Después de pegarse un baño, cerca de la 1.30 ambos partieron a encontrarse con dos chicas, Florencia y Mili, con las que fueron a SuperXV. Ayer declararon todos, Martín, Florencia y Mili ante el fiscal que instruye la causa, Juan Pablo Calderón, aunque el peso de la investigación recayó en un oficial de la Bonaerense. Las chicas mostraron los mensajes de texto que recibieron y mandaron a la hora en que se estaba cometiendo el extraño robo y que certifican que estaban en el SuperXV.
“Entrá con tu amigo”, le dice una de las chicas a Martín a las 4.04, hora en la que se cometía el robo. “No puedo, mi amigo no puede entrar, se quemó”, le contestaba a esa hora Martín. Es que Sebastián efectivamente se había quemado con una moto, tal cual queda certificado en una foto de la pierna, lo que le dificultaba el andar y sobre todo tiene que estar con el pantalón arremangado.
Más tarde, Noviello y Pizzorno se volvieron a la habitación y no percibieron que hubiera policía ni alteración alguna por el robo que a esa hora ya se habría cometido. El comerciante durmió en el Algeciras hasta las 10 de la mañana, hora en la que se retiró del hotel. Pero lo curioso es que ni las imágenes del robo ni el regreso de Noviello quedaron registrados: “Se perdió el material”, argumentan en el Algeciras. De todas maneras, no tiene lógica que una persona que robó un lugar vuelva a dormir al mismo lugar en la misma noche.
Los Noviello son amigos de quienes alquilaban una inmensa casa que queda a 200 metros del hotel. Todos son de la zona de Morón. Allí le dieron a Sebastián la habitación de servicio para que se quedara los días siguientes y es la casa de lujo que la Bonaerense allanó con enorme repercusión. Toda esa movida tampoco resiste el menor análisis: semejante mansión, dos camionetas, un cuatriciclo, una moto Harley Davidson y un poder de compra muy notorio no se condice con un robo de escaso nivel. La Harley sola vale el doble de lo presuntamente robado.
Los hombres de la Bonaerense argumentaron que el cuatriciclo tenía la numeración limada, pero la familia les señaló a los de uniforme y al fiscal que la documentación de la compra, en 2009, estaba en el compartimiento debajo del asiento. Se hizo público que también se encontraron dos armas en la lujosa vivienda, pero ambas están registradas, sólo que con el permiso vencido. Y, además, todos los que estaban en la mansión tienen trabajo y no registran antecedentes.
El rumor más extendido es que el extraño robo –el único de repercusión en la temporada– necesitaba una rápida resolución. El hecho produjo una interna en la Bonaerense, con dudas sobre el robo mismo y sobre la investigación.
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