Tras el hallazgo de un fragmento de avión descubierto en la isla francesa de La Reunión, en el océano Indico, las autoridades tratan de establecer si efectivamente corresponde al ala del Boeing 777 de Malaysian Airlines desaparecido en 2014. En la misma playa también fue hallado un trozo de maleta. En la región se produjeron otros siniestros aéreos, pero ninguno que implique un Boeing. Francia no excluye que la pieza pertenezca al vuelo MH370. Para Malasia es “prematuro” afirmarlo. Los restos están “sellados” en un hangar de la Gendarmería de Transporte Aéreo en Saint-Rémy. Peritos malayos y australianos, con la coordinación de la oficina especializada en investigación y accidentes de la aviación civil francesa (BEA), están al frente de la investigación. A bordo del avión siniestrado viajaban 253 pasajeros, la mayoría chinos.

La aparición de una pieza de dos metros de largo encontrada el miércoles en una playa de la costa occidental de la isla de La Reunión, departamento de ultramar francés cercano a Madagascar, alimenta la esperanza de resolver uno de los grandes misterios de la aviación: la desaparición del vuelo MH370. El fragmento hallado –cubierto de conchas marinas, lo que indica que permaneció mucho tiempo bajo el agua– será enviado a un laboratorio de análisis en Toulouse, dependiente del Ministerio de Defensa. Los expertos consideran que podría tratarse de un flapperón, un pequeño postigo que bordea las alas de avión que los pilotos accionan durante el despegue y aterrizaje del aparato, y podría ser identificado rápidamente porque cada pieza de una aeronave está numerada.

“Es manifiestamente un paso muy importante; y si estos restos proceden efectivamente del MH370, dará a las familias un desenlace”, dijo el ministro de Transportes de Australia, Warren Truss. Por su parte, el ministro malayo de Transporte, Liow Tiong Lai, que se encuentra en Nueva York en una visita a Naciones Unidas, informó de la partida de un equipo hacia la isla para “verificar” los vestigios. Asimismo, el primer ministro de Malasia, Najib Razak, advirtió que los informes preliminares “sugerían” que los restos “probablemente” pertenezcan a un Boeing 777.

La pieza fue encontrada en Saint-André, litoral oriental de la isla francesa, por empleados de una asociación encargada de la limpieza de la playa. “Comenzamos a trabajar a las 7. Hacia las 9 hicimos una pausa. Yo aproveché y fui a buscar un canto rodado a la orilla para machacar un pimiento. Ahí vi una cosa rara”, contó Johnny Bègue, encargado de la limpieza, quien dio aviso a las fuerzas del orden. Cerca del lugar donde fue descubierto el presunto fragmento de ala se encontró una maleta de color marrón en muy mal estado; en verdad un ajado trozo de tela con cremalleras y bolsillos, que fue entregado a la policía para averiguar a quién podía pertenecerle. Un helicóptero de la Gendarmería francesa de esta diminuta isla del Indico rastreaba de nuevo la costa para hallar otros restos, aunque por el momento sin éxito.

“La Reunión está muy lejos –a unos 4 mil kilómetros– de la zona donde se llevó a cabo la investigación; pero (el hallazgo) es coherente con lo que sabemos acerca de las corrientes marinas y las informaciones que brindan los satélites”, explicó Joël Sudre, experto oceanógrafo francés.

Las especulaciones sobre la suerte de ese aparato se centran en una falla mecánica o un acto terrorista. La explicación más plausible es que una brusca caída del nivel de oxígeno en el aparato dejara inconscientes a la tripulación y a los pasajeros. El avión habría pasado a volar en piloto automático hasta su caída al mar por falta de carburante.

Si bien las autoridades malayas subrayaron que no quieren crear falsas esperanzas entre los allegados de los ocupantes del avión desaparecido, el gobierno de Razak fue acusado de incompetencia, secretismo y falta de sensibilidad. Jiang Hui, portavoz chino de los familiares, denunció que están sufriendo una “total desinformación” y que se tienen que enterar de los avances de la investigación por los medios de comunicación. “Empezó todo otra vez: mirar el teléfono constantemente a la espera de noticias”, dijo Jacquita Gonzales, esposa del supervisor de la tripulación de cabina. “Tenemos sentimientos encontrados. Si es cierto, al menos sé que puedo tener paz y darle a mi marido una despedida adecuada. Pero una parte en nosotros aún tiene esperanzas de que estén vivos en algún lugar.” El malayo G. Subramanian contó que “se le rompía el corazón” cada vez que amigos o familiares le hablaban de su hijo S. Puspanathan, quien estaba en el avión. Por su parte Ghyslain Wattrelos, que perdió a su mujer y dos hijos, declaró: “Mientras no haya una prueba del accidente, queda una esperanza, la idea de que el avión pudo haberse posado en algún sitio”.

El Boeing 777 de la aerolínea malaya desapareció el 8 de marzo de 2014 tras cambiar de rumbo en una “acción deliberada”, según los expertos, tan sólo cuarenta minutos después de haber despegado de Kuala Lumpur y de que alguien apagara los sistemas de comunicación.

A bordo de la aeronave que cubría la ruta Kuala Lumpur-Beijing viajaban 239 personas; 153 chinos, 50 malayos (12 formaban parte de la tripulación), siete indonesios, seis australianos, cinco indios, cuatro franceses, tres estadounidenses, dos neocelandeses, dos ucranianos, dos canadienses, un ruso, un holandés, un taiwanés y dos iraníes.