SOCIEDAD › UNA NAVE LLEGA A ESE PLANETA
Rumbo a Saturno y más allá
Por Alicia Rivera *
Saturno no va a tener más remedio que revelar algunos de sus secretos. Por primera vez, una nave, la Cassini, va a entrar en órbita del planeta de los anillos. La cita: el jueves. Además, la sonda Huygens se posará en su mayor luna, Titán, rastreando indicios de los orígenes de la vida.
Siete años ha tardado la nave espacial Cassini-Huygens en llegar al planeta Saturno, recorriendo 3500 millones de kilómetros. Desde que partió ha dado un rodeo pasando dos veces cerca del planeta Venus y una cerca de la Tierra, para tomar impulso, y ha cumplido dos vueltas al Sol antes de cruzar gran parte del sistema solar, más allá de Júpiter, para aproximarse al planeta de los anillos. En los últimos meses, a medida que se acercaba a su destino, ha ido tomando y enviando fotos espectaculares de ese cuerpo gigante gaseoso. Al final estaba ya tan cerca que el planeta no cabía entero en el campo de visión de su cámara y las imágenes se han ido centrando en fragmentos de Saturno y los anillos brillantes que lo rodean.
Ahora se acerca el momento culminante de la misión: la llegada a su objetivo. El próximo jueves 1º de julio esta sonda espacial no tripulada, la segunda más grande nunca enviada a explorar el vecindario de nuestro planeta, tiene que dejarse enganchar por la atracción gravitatoria de Saturno para ponerse a dar vueltas a su alrededor. Para ello tiene que perder velocidad, encendiendo su motor durante 96 minutos, y colarse, en una arriesgada maniobra, entre dos de los anillos del planeta: el F y el G. La misión es producto de la colaboración entre la NASA y la Agencia Europea del Espacio (ESA), con la participación de la Agencia Italiana del Espacio (ASI).
Si todo sale bien, durante cuatro años Cassini observará de cerca ese enorme mundo gaseoso y sus numerosas lunas (31 conocidas). Los planes de la misión son muy complejos; dentro de unos meses, en diciembre, se desprenderá de la nave la sonda Huygens para dirigirse a una de esas lunas, Titán, y posarse en su suelo. Cassini es responsabilidad de la NASA, y Huygens, de la ESA.
Saturno es el segundo mayor planeta del sistema solar, tras Júpiter, y seguramente el más espectacular, con sus anillos hechos de fragmentos de hielo y de rocas de tamaños, que van desde granos diminutos hasta pedazos como una casa. El planeta está compuesto sobre todo de hidrógeno y helio, con una densidad inferior a la del agua, por lo que, dicen los científicos, si se pusiese en un gigantesco estanque flotaría. En su interior posiblemente tiene un núcleo rocoso rodeado de elementos pesados en estado líquido; en la atmósfera se observan colosales tormentas, con vientos que alcanzan los 1800 kilómetros por hora en el ecuador. Un año de Saturno dura casi 30 años terrestres, y un día, 10 horas y 30 minutos.
Pese a lo mucho que se ha observado y fotografiado, sobre todo con telescopios, el planeta de los anillos está envuelto en misterios, y Cassini intentará aclarar muchos de ellos dando 76 vueltas a su alrededor y sin perder de vista sus lunas. Se conocen ya 31 satélites de Saturno; 13 han sido descubiertos mientras la nave espacial se dirigía hacia allí. Titán es la mayor.
Pero no se debe a su tamaño el interés de los científicos por este satélite. Titán es muy grande, mayor que el planeta Mercurio, y es la única luna del sistema solar que cuenta con una atmósfera densa, compuesta de nitrógeno y muy rica en compuestos orgánicos. Si se dieran esas condiciones en un planeta similar a la Tierra, dicen los científicos, se interpretarían tal vez como pistas de alguna forma de vida. De haber agua allí, en un mundo tan frío, estará congelada. De cualquier forma, para los investigadores puede ser una ocasión estupenda para estudiar las condiciones químicas precursoras de la vida en la Tierra.
La tarjeta de presentación de la misión Cassini-Huygens está llena de primicias. Por primera vez, una nave espacial va a Saturno para quedarse por allí y no de paso; por primera vez, un módulo descenderá a la superficie de un satélite del sistema solar, exceptuando nuestra Luna; en la historia de la exploración espacial no tripulada, sólo las dos naves soviéticas Phobos, que se perdieron poco antes de llegar a Marte, eran más grandes que esta misión.
La aventura realmente empezó el 15 de octubre de 1997, cuando Cassini-Huygens partió desde la base espacial de Cabo Cañaveral (Florida). Fue un lanzamiento conflictivo por las protestas contra la misión, debido a los tres pequeños generadores nucleares que lleva a bordo. Saturno queda tan lejos del Sol que la nave recibe allí sólo un 1 por ciento de la radiación solar que llega a la Tierra y los paneles solares habituales en otras naves serían poco eficaces, así que se recurrió a esta opción energética.
Durante el viaje, la sonda soportó condiciones extremas. Así, en el trayecto cerca del Sol, el problema no era el frío extremo del que tiene que protegerse ahora, sino el altísimo calor excesivo; Cassini utilizó como pantalla térmica su antena principal, de cuatro metros de diámetro, que, debidamente orientada, mantuvo en la sombra los sistemas más delicados. Esta antena, por la que transmitirá la mayor parte de sus datos a la Tierra, es la principal aportación de la ASI a la misión.
Cassini mide 6,7 metros de alto y cuatro de ancho, con un peso total de 5712 kilos al partir, de los cuales más de la mitad eran combustible. Huygens, que va enganchada a la nave principal, tiene forma de ostra, 2,7 metros de diámetro y una masa de 320 kilos. El costo total de la misión ronda los 3000 millones de dólares.
Huygens se desprenderá de Cassini el próximo 25 de diciembre e iniciará un viaje arriesgadísimo en solitario hacia Titán. Tardará 22 días, y cuando entre en la atmósfera de esa luna –a una velocidad de seis kilómetros por segundo– descenderá con un sistema de tres paracaídas. Al posarse desplegará los sensores especiales para reconocer ese mundo. Aunque llegue sana y salva al suelo de Titán, no funcionará más de media hora antes de apagarse, pero si lo logra será un hito formidable en la historia de la exploración espacial.
Los científicos están preparados para las sorpresas, para hacer descubrimientos inesperados. Pero tienen una lista de las incógnitas que les gustaría ir desvelando: Saturno emite misteriosamente 87 por ciento más energía de la que absorbe de la luz solar, ¿cuál es la fuente de calor dentro del planeta que produce ese exceso de energía tan significativo?, ¿cuál es el origen de los anillos, a qué se deben sus sutiles colores?, ¿quedan más lunas por descubrir?, ¿qué reacciones químicas se están produciendo en la atmósfera de Titán?, ¿hay océanos en Titán, existen compuestos orgánicos complejos y moléculas prebióticos?.
Las respuestas pueden estar en Cassini-Huygens.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.