SOCIEDAD

Hasta el gobierno chileno se metió en el caso de la argentina desnuda

La adolescente que se pasea sin ropa por las calles de Santiago provocó un escándalo que incluyó peleas en televisión y una intervención del gobierno que pretende proteger a la menor.

Lo de Baby Vamp, la adolescente porteña de 17 que pasea desnuda por Santiago junto a un artista también argentino, provocó esta semana un escándalo que alcanzó tonos de vaudeville en una ciudad de escotes y tajos más bien medidos. La reacción de la derecha chilena ante el cuerpo de Lucía F., la modelo nacida en el barrio de San Cristóbal, que dice ser virgen y hacerlo sólo porque el arte es lo suyo, fue feroz: Luizo Vega, el artista multimedial argentino que creó el personaje de Baby Vamp encarnado por Lucía Fernanda F. fue preso por un supuesto control de rutina de su situación migratoria y luego liberado. En uno de los shows televisivos de las diez de la noche el intendente de Ñuñoa, de Renovación Nacional, quiso ahorcar a Vega al grito de “¡Argentino culiao!”. Y más tarde acusó de pedofilia al artista. Por las dudas el gobierno intervino: el Servicio Nacional de Menores (Sename) inició una causa pero para verificar el estado de la chica y no para seguir una acción penal. La que defendió a Baby Vamp y su nudismo fue su propia madre, que frente a la sede del Congreso nacional dijo que por suerte su hija “nació en Argentina donde hay libertad. Aquí –lamentó por Chile– hay un doble standard”.
Esa desinhibición y convicción con la que la chica sale a la calle en zapatillas y mochila, sin más tela que su propia virginidad autopublicitada, vendría de una educación a la argentina, como dice su madre. Lo que ayer Baby Vamp contó a este diario es que la han vuelto loca con si tiene cómo demostrar si es argentina. En su colegio figura como chilena, con un documento chileno. Ella asegura que tiene doble nacionalidad porque “por ser hija de chilena puedo tener documentos de los dos países”. Como prueba de su argentinidad contó que primero fue bonaerense: vivió junto a su familia hasta los nueve años en Merlo. Y luego pasaron a ocupar un departamento en Estados Unidos y Alberti. Estudió hasta la mitad de segundo año en Buenos Aires: era una alumna sin sobresalientes en el colegio Nuestra Señora de Fátima.
El jueves Lucía paseó su voz de nena y su suave tono chileno por decenas de radios argentinas hablando por celular mientras en Chile se movía de un lugar a otro y entraba en la vorágine de la tele, los medios, eso que dice la pone “tan nerviosa”. En una semana debe haber hablado con más de cincuenta periodistas. Ayer era el día estelar ante los canales latinos de noticias que retransmiten lo suyo a Miami. A Página/12 le confesó que ya a las seis de la tarde estaba cansada y angustiada por el destino de su “creador”, Luizo Vega. Habían pasado por un programa de alto rating –el conocido Con mucho cariño– donde el alcalde de unos de los municipios más importantes de la capital, Ñuñoa, Pedro Sabat, no soportó el ping pong que mantuvo con el muchacho teñido de rubio que fotografía y filma a la modelo cuando se saca la ropa y lo atacó fuera de cámara. “Me invitan a un programa y me sientan ante un alcalde que fue general, fascista, de Renovación Nacional. Empezó a decirme ‘pendejo de mierda, argentino culiao vuélvete a tu país. ¿Cuánto le pagás a la pendeja por desnudarla en la calle?’”.
De ahí a las manos, en el corte, hubo poco. “No pertenezco al sistema de mierda como vos. ¡Corrupto!”, le salió a Vega. “Como no pudo ahorcarme me tira una patada”. El violento intendente de derechas quedó escrachado en la faena de intentar dárselas al artista multimedial y luego su arrojo fue mostrado paso a paso por las pantallas. Hasta hay partes del video en las páginas chilenas en Internet, incluida las secuencias del ataque. Pero el hombre no se quedó ahí. En un próximo programa le enrostró a Vega una denuncia de un hombre de La Serena que asegura que su hijo de doce años recibió fotos porno vía e-mail enviadas por el creador de Baby Vamp. En ellas el mentor de la chica desnuda estaría vestido de Cristo y masturbándose. “No puede hacerme una acusación así cuando no tiene pruebas. Es un xenófobo que considera que un bisexual es un enfermo, yo no me voy a ir de Chile por culpa de milicos como estos”, despotricó. La niña estuvo más medida pero también pidió “que la corten”. Le pareció desmedida la preocupación del gobierno por su situación “cuando mi propia mamá sale a defender lo que hago”. Eva Catrileu –divorciada del padre de Lucía que vive en la Argentina– es una mujer pequeña, sencilla, que no tuvo reparos en criticar la cultura de su propio país parada a lado de su hija vestida como una chica de la Bond Street y del rubísimo Vega. “Ella no me dijo de repente que se iba desnudar, este es un proyecto de arte y no es pornografía. Lucía no es una niña porra (mala estudiante) ni hueca, desde los cuatro año estudió danza clásica y tiene tres años en inglés.
Ella tiene libertad, no es como la mayoría de los chilenos, que hacen las cosas detrás de la puerta”.

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Lucía F. y Luizo Vega, el artista que ideó el proyecto de pasearla desnuda por la calle.
 
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