“Ese me tocó el culo”, gritó la mujer después de que un hombre posara sus manos en el trasero de ella. Lo que él no imaginó era lo que se venía después: la dama era abogada y el lugar del hecho era el Palacio de Tribunales, por lo que no fue difícil que el grito femenino se convirtiera en pleito judicial. Ahora, el manolarga deberá enfrentar un juicio oral y público acusado del delito de “abuso deshonesto” y podría pasar hasta 4 años en prisión. Según fuentes judiciales, el hombre tiene otros procesos en trámite por delitos semejantes.

El hecho ocurrió el 21 de diciembre pasado, cuando el presunto abusador, identificado como Roberto Sánchez, le tocó la cola a una letrada que estaba realizando un trámite en el Juzgado de Instrucción número 30, ubicado en el séptimo piso de Tribunales. Cuando la mujer advirtió que la estaban manoseando, comenzó a gritar “Ese, ése me tocó el culo” y mientras el hombre escapaba, un policía que custodiaba el juzgado lo detuvo y dio intervención a la Comisaría 3ª de la Policía Federal, donde quedó detenido.

Sánchez fue procesado con prisión preventiva por la jueza de Instrucción Silvia López Crespo, pero recuperó su libertad a los pocos días cuando apeló ante la Cámara del Crimen. Sin embargo, el procesamiento por el delito de abuso deshonesto fue confirmado por la Cámara, por lo que la magistrada elevó el expediente a juicio oral y público. El delito de abuso deshonesto contempla penas que van desde los seis meses hasta los cuatro años de prisión, según establece el artículo 119 del Código Penal.

El proceso será realizado ante el Tribunal Oral Nº 9, que ahora deberá fijar la fecha para el debate oral. Las fuentes consultadas afirmaron que Sánchez tiene otros procesos judiciales en trámite por delitos de similar naturaleza.

No es éste el primer caso de un hombre que debe sentarse en el banquillo de los acusados por su afición a tocar sin permiso las partes íntimas femeninas. En diciembre del año pasado, Néstor F., de 51 años, fue condenado a seis meses de prisión en suspenso, en Mendoza, por haberle tocado la cola a una adolescente de 14 años en una discoteca. En 2001, un hombre fue condenado a seis meses de prisión y a estudiar derechos femeninos después de que le tocara la cola a una mujer en la calle.

En noviembre de 1993, el Tribunal Oral 4 condenó a un año de prisión a Ariel K. por tocarle los senos a una mujer. En marzo del ’96, un arquitecto fue condenado a seis meses por tocar en zonas pudendas a una joven de 22 que se le cruzó en el ascensor, para luego salir corriendo. Y un año más tarde, un joven recibió la misma condena por manosearle la cola y los senos a una chica en la Plaza de Mayo.